Pagliacci de Ruggero Leoncavallo en Conjunto Santander de Artes Escénicas 2022 - Guadalajara
Ruggero Leoncavallo: I Pagliacci
30 de Noviembre de 2021 , Sala Plácido Domingo, Guadalajara
Canio – César Delgado
Nedda - Agnieszka Slawinszka
Tonio – José Manuel Caro
Silvio – Carlos López
Beppe – Jorge Jiménez
Coro Municipal de Zapopan
Orquesta Solistas de América
Dirección Escénica: Fausto Ramírez
Dirección Concertradora: Enrique Patrón de Rueda
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El Conjunto Santander de Artes Escénicas presentó en la Sala
Plácido Domingo de la Universidad de Guadalajara una nueva producción de I
Pagliacci de Ruggero Leoncavallo, ópera excepcional que siempre ha formado
parte del repertorio.
La sola presencia de Enrique Patrón de Rueda al frente de la
Orquesta Solistas de América, creada para la ocasión, era garantía de trabajo
comprometido desde el foso. Señalo este primer aspecto porque al final fue el
más relevante; Patrón de Rueda logró una lectura plena de detalles, pulso
firme, poco indulgente en rubato (ya iré específicamente a un punto sobre esto)
de gran conciencia estructural. Fue relevante escuchar el trabajo de los
contrabajos y el clarinete bajo, tan fundamental en esta ópera. Las cuerdas en
general, así como los metales, lograron buenos momentos orquestales y
únicamente las maderas quedaron un poco a deber, el sonido del oboe principal
un poco burdo.
Esta producción cargó con un desaguisado inicial; el tenor
Rafael Rojas había sido anunciado pero un problema de salud (que incluyó un
desvanecimiento en los ensayos) lo sacó de la producción. En su lugar entró el
jóven tenor de Guadalajara César Delgado; mis respetos por asumir esa
encomienda con tan poca antelación. Considerando lo anterior su Canio fue
pulcro, comprometido escénicamente sobretodo en el segundo acto pero por la
misma naturaleza muy juvenil y tentativo con la música. Su instrumento no es
para un Canio; es una voz bella, lírica, más cercana al primo cómico de esta ópera,
Nemorino en el Elixir de amor. Su Vesti la giubba fue casi metronómica, poco
expansiva, frases cortas: estos elementos se ganarán con la experiencia de toda
una trayectoria escénica. En “No, Pagliaccio non son” afrontó bien los escollos
sin elevar en ningún momento la emoción más allá de la corrección. Patrón de
Rueda lo apoyó perfectamente en todo momento y cuidó de que la orquesta no
sobrepasara el volumen de su Canio. Le
aplaudo a Delgado su valentía pero por lo pronto yo diría no más Canios
concluyendo este compromiso.
Agnieszka Slawinszka como Nedda hizo una buena juvenil con
Canio; su presencia escénica es encantadora pero igualmente trascendió en su
trabajo escénico hasta el segundo acto. La voz es lírica igualmente pero carece
de agudos con “squillo” y en ocasiones las consonantes del texto desaparecían a
veces en sonidos engolados. En los gorgojeos previos a su aria hubo alguna
desafinación. Sin embargo, en el dueto con Silvio, con un Carlos López
cumplidor de voz rocosa, oscura pero un poco de inestabilidad en su registro
agudo, logró buenos momentos de canto que exhibieron un registro medio
agradable. En el segundo acto firmó una Nedda comprometida, cómica hasta que la
tragedia la envolvió; aquí pudimos advertir sonidos dramáticos, interesantes.
José Manuel Caro se llevó la función, evidencia una
preparación escénica que realizó hace unos años en Monterrey, aliado a una
voz de barítono dúctil y pareja. Fue el que logró empatar vocal y escénicamente
al personaje de forma equilibrada. La construcción de su Tonio fue excepcional
y le prestó también su voz atractiva, lírica que corre muy bien y que seguirá
siendo un valor a seguir en escena.
El Beppe de Jorge Jiménez apunta también ya a otros
repertorios más allá del ligero. Su pequeña canción fue cantada a plena y firme
voz y nos quedamos con ganas de escucharlo más.
El coro municipal de Zapopan, si bien no un ensamble del
mayor refinamiento, cantó con gran sonoridad y esto en ópera se agradece. Muy
vibrante en el coro de las campanas y excepcional escénicamente en sus
intervenciones del segundo acto.
La firma dramática de Fausto Ramírez quedó a medio camino de
lograr algo relevante; económico desde el punto de vista escénico. La
producción, ambientada en un pueblo costeño de plaza deteriorada puede parecer plausible pero gratuito. Bajo esa perspectiva la animación de arte circense fue excesiva (¿Cómo se justifica el colgar danza aerea en una modesta plaza al aire libre?). La
iluminación en el dueto de amor de Nedda y Silvio fue el punto bajo; carente de
poesía, manejo poco sutil de las luces. En contraste, el segundo acto fue el
mejor conseguido y aquí sí subrayo la comedia de arte creada entre los personajes
del teatrino. Por primera vez logramos experimenta alguna emoción por el trabajo
colectivo, incluyendo al coro, aunque sospecho que el principal responsable es Leoncavallo y la labor concertadora.
Un Pagliacci de era covid que, al contemplar la sala llena
(dentro de sus capacidades establecidas) nos muestra que lo esencial es regresar
a los teatros, a vivir la ópera, sin ser tan quisquillosos.
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