Daniel Auber, a 150 años de su muerte
EL PERSONAJE
Este año recordamos el 150 aniversario luctuoso del
compositor francés Daniel-Francois-Esprit Auber. Si bien el día de hoy su
nombre es conocido por los expertos de ópera más sofisticados, prácticamente es
desconocido por la mayoría de los aficionados. Sin embargo el hecho de que la
Ópera de Paris tenga su busto en la fachada y una de las calles aledañas su
nombre (incluyendo estación del metro), es testimonio de un papel importante
que jugó históricamente.
Quizás Auber es una suerte de Errol Flynn de la música;
elegante, divertido, acrobático, ligero. Esta imagen del músico que se
convirtió en el compositor oficial más importante de Francia en su momento y
que entre sus logros se encuentra la dirección del Conservatorio Nacional de
Música de Paris de 1842 a 1871 ha permeado la narrativa histórica del siglo XX.
Uno de los trabajos musicológicos más importantes del siglo XX, la
“Enciclopedia de la Música”, editada por Norbert Dufourcq en 1946, con
revisiones en años posteriores, minimizaba el valor artístico e importancia de
Auber con un lapidario: “Las oberturas de sus óperas pasan hoy en día por ser
una bonita música ligera”. Auber gozó del favor del público en su tiempo, basta
con ver el número de presentaciones de sus óperas más populares: “Fra Diavolo”,
909 representaciones hasta 1906, “Le Domino noir”, 1209 representaciones hasta
1909, “La muette de Portici”, 505 representaciones hasta 1882 y “Haydee”, 499
representaciones hasta 1894. Esta popularidad fue también motivo de su eventual
declive; de alguna forma las generaciones posteriores consideraron que sus
óperas ya habían sido tocadas lo suficiente.
En una época de gran fervor nacionalista era incomprensible
el que un compositor se adhiriera a escuelas extranjeras. En el caso de Auber,
su apego al belcanto rossiniano lo llevaron a ser considerado como una suerte
de Rossini francés. Como sabemos las cosas son más complejas que la mera
etiqueta. Auber comenzó a componer antes que Rossini, si bien su estilo
evolucionó hacia la creación de un belcantismo francés pero con elementos
clásicos y provenientes también de la tragedia lírica francesa. Hoy en día ese
concepto evolutivo de la música, en mi opinión caduco, ya no es un impedimento
para realizar una valoración más balanceada del personaje y su música.
El personaje también es interesante; parisino de corazón y
familia, nació en una diligencia que se dirigía a Caen en Normandía. Su padre,
Daniel, era un hombre culto y comerciante de grabados. A pesar de los dotes
para la música que mostró el joven Auber (sabía tocar el piano y el violín),
inicialmente deseaba dedicarse a los números y la contabilidad. Sin embargo, la
música siguió siendo un elemento fuerte en su vida y eventualmente inclinó la
balanza. En su juventud realiza sus únicos viajes lejanos de Paris: Londres y
Bélgica. Después de eso únicamente salió a los alrededores de su querida
ciudad, ni siquiera la abandonó cuando en 1871 tras la desastrosa Guerra
Franco-Prusiana que puso final al Segundo Imperio, Paris se sumió en la
anarquía de la Comuna. Las carencias de ese tiempo (tuvo que aceptar la
humillación de que sus caballos fueran sacrificados para comida) y una larga
enfermedad final apresuraron su muerte, cercano a sus 90 años. Sus primeras
composiciones datan de cerca de 1800 y curiosamente la mayoría son obras
instrumentales incluyendo un cuarteto para cuerdas, un trio con piano, un
concierto para violín y conciertos para violonchelo. Estas obras evidencian un
estilo clásico bien formado, una vitalidad rítmica e incluso algunos elementos
de carácter folklórico-popular en sus temas.
Su primer intento operístico fue “Julie” en 1805. Esta obra,
revisada y presentada en 1811 lo motivó a estudiar con Luigi Cherubini, gran
compositor italiano radicado en Francia,
autor de “Medea”. Para 1813 Auber goza de su primer éxito con su ópera
“Le sejour militaire”. Tras un lapso en el que abandona la música para ayudar a
su padre en el negocio, tras la caída del imperio napoleónico, finalmente en
1819 regresó con su ópera “Le testament et les billets-doux”. A partir de ese
momento no dejó de componer hasta su muerte. Obras destacadas de su producción
incluyen; “La muette de Porici”(la muda de Portici) 1828, “Fra Diavolo” (1830),
“Gustav III” (1833), “Le cheval de bronze” (el caballo de bronce) 1835, “Le Domino noir” (el dominó negro) (1837),
“Les diamants de la couronne” (los diamantes de la corona) (1841), “Haydee”
(1847), “Manon Lescaut” (1856). La prolífica carrera de Auber como compositor de
ópera nos arroja 31 óperas cómicas (de las que se considera el gran maestro de
su tiempo junto con Adam y Herold) , 7 grandes óperas (grand operas) género del
que fue el iniciador y que abarca obras de Rossini, Meyerbeer, Donizetti, Verdi
y Gounod, entre otros, también compuso 3 dramas líricos. 51 trabajos
operísticos es una labor asombrosa si consideramos que también desde 1842 hasta
su muerte fue director del Conservatorio Nacional de Música de Paris. Su
disciplina de vida, capacidad de trabajo, rindió frutos en lo administrativo y
lo creativo.
Se ha hablado mucho sobre la personalidad de Auber, parte de
este retrato está cargado de anécdotas por su sentido del humor irónico. Pero
también hay ciertos detalles que son más del mundo de la leyenda que de la
realidad: algunos comentaristas lo describen como un hombre patológicamente
tímido. Las reminiscencias que hay sobre él echan por tierra esa idea: era un
hombre que disfrutaba de la compañía social, invitaba a amistades o conocidos a
cenar a su casa y frecuentaba también los teatros así como las tertulias que se
daban en círculos sociales o intelectuales. La cantante y socialité
estadounidense Lillie Moulton lo describió en sus memorias como un “hombre
apuesto de estatura baja, cara refinada
e inteligente y ojos centelleantes de ingenio y agudeza”. Definitivamente un
hombre tímido no habría llegado a los máximos honores musicales de su tiempo. Además
de su sentido del humor (quizás únicamente superado por Rossini entre sus
contemporáneos) era un hombre discreto que no gustaba hablar de su propia
música, comprometido con sus labores oficiales (nunca faltaba a los ejercicios
o clases de sus pupilos ni a los eventos oficiales que requerían su presencia
en el Conservatorio o el Imperio). Se negó absolutamente a estar presente en
estrenos o presentaciones de sus obras, adoraba los paseos en caballo y tenía
la costumbre de levantarse temprano y acostarse tarde. Dormía usualmente tres o
cuatro horas, componía temprano en la mañana o en la madrugada, al mediodía visitaba
el Conservatorio, tras despachar sus labores para la tarde paseaba por el
Bosque de Boulogne y asistía a la ópera, al ballet, al teatro o a alguna
invitación. Usualmente disponía de una cena epicúrea ya entrada la noche, su
única comida fuerte del día, y cuando sus invitados partían regresaba a la
composición. Un hombre de costumbres que gozaba de las amistades femeninas pero
nunca se casó.
LA MÚSICA
Realizar actualmente una valoración de la música de Auber
debe de pasar por varios filtros: ¿Cómo lo consideraban sus contemporáneos?
¿Qué papel juega en la historia de la música? ¿Cuál fue su recepción en otros
países? ¿Por qué podría interesarnos hoy en día?
El arte de Auber es un arte que se forma en la estética
clásica y posteriormente se amplía al belcantismo con algunos elementos de la
tragedia lírica francesa. Su estilo ha sido descrito como parisino; lleno de
vida, ritmos picantes, efectivo en sus síncopas, gran don melódico y una orquestación limpia
ocasionalmente con algunos detalles de gran ingenio. Su armonía es simple
aunque en obras como “La muda de Portici” dejó abiertas las posibilidades de
una escritura cromática y en “Haydee” incluso hay un momento en donde emplea la
politonalidad como recurso expresivo. Estudiosos de su obra como Robert
Ignatius Letellier apuntan acertadamente a que su arte está sostenido en su don
melódico. Su melodía fina, inexhaustible poseía un acompañamiento formulaico generalmente
basado en acordes simples; aún y empleando una orquesta nutrida en algunas de
sus óperas Auber nunca pierde el equilibrio sonoro. Su música es distante emocionalmente
(lo cual para los tiempos actuales puede ser una cualidad) , aunque siempre
encontraremos algunos ejemplos dispersos que contradicen esta característica:
en el gran dueto entre Gustavo y Amelia “Calmez votre frayeur” en “Gustav III”
hay una exaltación melódica que antecede incluso métricamente a algunas
melodías wagnerianas.
Otro aspecto relevante es el virtuosismo vocal que requieren
los papeles de Auber, como buen compositor belcantista frecuentemente requiere
a sus sopranos y tenores incursiones al registro sobreagudo y fiorituras, a
veces muy intrincadas. También podemos escuchar buenos papeles para voces
graves como barítonos o bajos; algunos de estos requieren un canto elegante,
fraseo limpio, manejo de dinámicas.
Auber no fue un
innovador ni estaba interesado en innovaciones, fue un compositor de su épcoa;
simplemente se sirvió de las posibilidades creativas cuando lo consideraba
necesario. Por otro lado fue un hombre consciente de los cambios de gusto de su
tiempo y no se opuso abiertamente a las nuevas corrientes de composición, como
sí lo hizo Ambroise Thomas, su sucesor al frente del Conservatorio en 1871.
LAS ÓPERAS
Me voy a detener brevemente en las que considero sus obras
fundamentales: “Fra Diavolo”, “La muette
de Portici”, “Gustav III”, “Le Domino
noir”, “Haydee”. Dos operas grandes y tres óperas cómicas.
LA MUETTE DE PORTICI 1828
Cuando Rossini estaba concluyendo su carrera Auber dio un
campanazo con la primera “Gran Ópera francesa” de la historia.
Estructuralmente, este género fue producto de la colaboración entre Auber y los
libretistas Germain Delavigne y Eugene Scribe. Generalmente estas óperas
comprendían cinco actos con un ballet forzoso. De alguna forma rescataba la
vieja tradición francesa de la ópera-ballet barroca, pero en un nuevo contexto
romántico temprano y belcantista.
Ópera legendaria, es una obra que siempre tendrá una
importancia histórica, aunque no se escuche. Su presentación en Bruselas fue
uno de los factores que contribuyeron a la revolución e independencia de este
país en 1830. Una de las características de esta ópera es que el papel
principal de la trama es la muda Fenella, papel para una primera bailarina.
Musicalmente, En la Muette, Auber, da rienda suelta al
recitativo acompañado de gran intensidad, gracias al reto de componer para un
personaje que únicamente se expresa a través de la danza y la música. Esto no escapó
la atención de Wagner, quien admiraba la concisión drástica y economía de la
forma de las escenas así como el estilo musical vigoroso y vibrante.
Auber trabajó en la partitura 3 meses y logró una síntesis
de elementos provenientes de la ópera cómica así como de la tragedia lírica
francesa y la ópera Rossiniana. Los solos y duetos son vocalmente demandantes,
los coros son emocionantes y estos tienen un papel continuo en la trama. La
presencia de danzas como la barcarola y la tarantela le dan un colorido local
que también influyó en los compositores de su tiempo.
El montaje original, estrenado el 29 de febrero de 1828, en
la Academie Royal de la Musique, la Ópera de Paris, fue uno de los más suntuosos de su época
: costó 150,000 francos de la época. Por
primera vez se emplearon decorados de metal y no de cartón. Fue la primera vez
que tres genios de la escena de su época colaboraron : Louis-Jacques Salome,
director de escena y Charles Duponchel y Pierre Ciceri, escenógrafos. También se empleó el diorama y el panorama,
logrando una producción que marcó época. Fue un éxito rotundo, tanto para el
público como la crítica. La ópera viajó
por todo el mundo y fuera de Francia fue conocida en versión traducida al
italiano. En Ciudad de México se presentó en 9 montajes de 1840 a 1884.
FRA DIAVOLO 1830
Una de las óperas cómicas que definen a este género es Fra
Diavolo. Desde su estreno en la Salle Ventadour de Paris , un 28 de enero de
1830, se convirtió en una de las más queridas del repertorio francés: presente
hasta 1911 con más de 900 presentaciones, una de las más populares de Auber y
una que se ha salvado ocasionalmente hasta hoy en los bordes del repertorio.
Curiosamente Fra Diavolo alcanzó gran notoriedad también como ópera cómica en su
traducción al alemán y aquí ha conservado su popularidad. En 1857 Auber preparó una versión en italiano
para la cual orquestó los diálogos del formato de ópera cómica original, añadió
arias y momentos para los secuaces de Fra Diavolo. Esta versión ha sido
presentada y grabada hace unas décadas en Italia. La música de la ópera sirvió como partitura
para el famoso filme del gordo y el flaco “Fra Diavolo” de 1933.
Fra Diavolo posee uno de esos títulos geniales, que evocan
la comedia romántica del siglo XIX. La música gustó en todo el mundo. El papel
titular está basado en un bandido real italiano: Michele Pezza que se resistió a Napoleón
Bonaparte. Aunque es un bandido encantador es una especie de antihéroe: un
bandido que le roba a los ricos para darle a los pobres aunque también se da su
tiempo para seducir a mujeres bellas: una especie de Don Juan con espíritu de
Robin Hood.
Auber desarrolla su música de forma natural; concisa, de
formas compactas, ritmos picantes y efectos armónicos, algunos momentos de gran
encanto y lucimiento vocal para la soprano, mezzosoprano y el tenor. Ciertos
detalles de uso de cromatismo para colorear la música son otras de las
características del autor, como en el final del segundo acto.
Como la mayoría de las óperas famosas de Auber, Fra Diavolo
se escuchó en la Ciudad de México en el siglo XIX y ese mismo siglo se pudo
escuchar también en Monterrey en el antiguo Teatro Progreso por medio de una
compañía de ópera inglesa.
GUSTAV III 1833
Conocida principalmente como la ópera y texto que influyeron
en Verdi para componer su “Ballo in Maschera”, la ópera de Auber, perteneciente
al género de la gran ópera francesa, data de 1833 y antecede a la magnífica
ópera de Verdi por 26 años. El propio Verdi consideraba la ópera de Auber como
poseedora de una verdadera grandeza. Se mantuvo en el repertorio de la Ópera de
Paris de 1833 a 1859, año en el que literalmente fue suplantada por la ópera de
Verdi. A Auber esto no le pareció molestarle: “Mi obra merecidamente sufre el
sueño de los justos”, escribió a su amigo Eugen Scribe.
Aunque la comparación con la obra de Verdi es usual hay que
subrayar que la ópera de Auber pertenece a otro género y concepto artístico,
alejada del melodrama italiano. Mientras más se adentra uno en la partitura más
se reconocerán elementos destacados : un colorido instrumental y melódico para
subrayar las escenas oscuras y definitivamente la elegancia del baile de
máscaras final tiene un mayor refinamiento que el que Verdi conjura en su
ópera.
El papel titular de Gustav es destacado y fue escrito para
Adolphe Nourrit, gran estrella de su tiempo y quien también creo el personaje
de Masaniello en la Muette de Portici. Es un papel con gran extensión en el
registro alto y requiere de un canto virtuoso, florido y elegante. Amelie fue
escrito para Cornelie Falcon, soprano francesa con una voz spinto. Es un rol de
considerable peso dramático y más enfocado en el aspecto declamatorio que en la
fioritura intrincada. Los ensambles poseen una parte preponderante y en este
sentido hay magníficos ejemplos en los actos I, II y III. Hay quienes han
criticado ciertas células repetitivas pero es indudable su vitalidad y efecto
si están bien cantados.
Otro elemento destacado que nos muestra otra de las
cualidades de Auber es la introducción de un canto “parlando”: un canto
conversacional que explotó muy bien en sus comedias pero aquí es usado
magistralmente en el dueto final antes de la tragedia. La efervescencia del
baile llega a un alto y la ópera cierra poderosamente. El papel del paje Oscar,
para una soprano de coloratura influyó en Verdi quien destinó precisamente ese
personaje a este tipo de voz. El repertorio de las casas de ópera bien podría
soportar un montaje de Gustav III en lugar de un montaje sempiterno de
cualquier título de Puccini, por ejemplo.
LE DOMINO NOIR 1837
Estrenada el 2 de diciembre de 1837, le Domino noir quizás
marca el zenith de su carrera como compositor de óperas cómicas. No en vano
esta ópera se convirtió en uno de los grandes éxitos de la carrera de Auber.
Uno de los aspectos más destacados de Le domino noir, según
el crítico Eduard Hanslick y que le hizo admirar la partitura, fue el hecho que
sobre una estructura rítmica simple Auber construye un diálogo musical de gran
naturalidad. La escena de baile inicial de la ópera, construida en forma de
trio, es modelo que sirvió sin lugar a duda a Verdi para la escena de la corte
al comienzo de Rigoletto. Este momento es un ejemplo clásico del virtuosismo de
Auber que pasa de un cantábile a un estilo declamatorio y viceversa logrando un
efecto verdadero de conversación musical.
Además de Hanslick Berlioz fue otro de los admiradores de la
partitura. A menudo se nos presenta la idea de que Auber estaba poco implicado
en la composición de sus obras. Un vistazo a la correspondencia que sostuvo con
Eugen Scribe, dramaturgo y libretista de prácticamente todas sus obras
importantes, nos muestra la diligencia profesional de Auber. Ocasionalmente el
pedía algunos cambios a textos que fueran más adecuados para la música. Esa
sensibilidad de Auber a los textos de sus óperas se traducen en Le Domino noir
con un sabor local, en este caso España. Además del rondo aragonés para la
soprano principal, Angele, en su gran aria del acto III encontramos una
magnífica cabaletta “Flamme vengerese” que después fue literalmente robada para
el repertorio de zarzuela. Los ritmos españoles que aparecen en varios momentos
de la partitura son coronados por un magnífico bolero.
Otros momentos memorables son la romanza para el tenor
“Amour viens finir mon suplice” con un acompañamiento excepcional para el corno
y una vena emotiva no siempre presente en Auber, así como los couplets de Gil
Perez que parodia el canto de iglesia y el coro de monjas “Ah quel malheur” el
cual retrata más que la devoción religiosa la verbosidad de las madres. Una verdadera joya que tendría que estar en
repertorio junto con Fra Diavolo y la Muette de Portici.
La ópera se montó en Ciudad de México un par de veces en el
siglo XIX.
HAYDEE 1847
Podríamos decir que esta es la joya menos conocida de Auber
(a reserva de que se descubran otros trabajos olvidados) Muy representada en su
tiempo, incluyendo dos montajes en Ciudad de México.
Haydee data de 1847, década que vio sus últimas óperas
importantes. Se estrenó el 28 de diciembre de 1847 en la Salle Favart, la Ópera
Cómica de Paris. Se trata de una ópera cómica seria, como lo sería Carmen casi
tres décadas después, aunque en este caso el final es feliz.
El texto de Scribe, basado en la redención del almirante
Loredan, personaje principal quien en el
pasado ha hecho una fortuna a base del engaño, le permite a Auber componer una
música melódica pero con momentos de gran fuerza marcial, algunos detalles
cromáticos que le dan color a la partitura y uno de los primeros casos de
politonalidad auditiva en música cuando Loredan – el tenor principal - canta una barcarola y se remite a un sueño; un
raro momento de disonancia que le dan un sentido fantástico a dicho sueño.
Haydee, motivó a Auber un contraste excepcional entre
momentos de gran poder dramático y música bella y ligera como prescribía el
estilo de Ópera Cómica; sin embargo estas posibilidades de contraste van a ser
empleadas por los compositores de las generaciones futuras como Bizet, Massenet
y Delibes.
Uno de los géneros favoritos de Auber era la barcarola y
Haydee posee varios ejemplos excepcionales que contrastan en su poesía con sus
valses más literales y menos sofisticados que los de otros compositores. Auber
fue un gran compositor de barcarolas.
El papel de Loredan fue uno de los grandes éxitos del tenor
Gustave Roger, estrella de la ópera de su tiempo: con una voz de gran extensión
y elegancia.
Para todas las óperas anteriores hay opciones en disco o
youtube para disfrutarlas. Anexo listado de los registros que considero
esenciales y que se pueden conseguir en CD, youtube o Spotify:
La Muette de Portici
CPO Oscar de la Torre, Angelina Ruzzafante ,Diego Torre,
Wiard Witholt, Opernchor des Anhaltischen Theaters, Anhaltische Philharmonie ,
Anthony Hermus (2011) (Esta versión con dos cantantes mexicanos es superior a
la de EMI con Alfredo Kraus y June Anderson, principalmente por una
homogeneidad de reparto y superiores fuerzas corales y orquestales, salvo June
Anderson el resto de los papeles son igualados o superados)
Fra Diavolo
(Versión francesa)
EMI Classics: Nicolai Gedda,
Mady Mesplé, Jane Berbié, Jules Bastin, Ensemble Choral Jean Laforge,
Monte-Carlo Philharmonic Orchestra; Marc Soustrot (1984)
Fra Diavolo
(Versión italiana)
FONIT CETRA : Luciana Serra · Martine Dupuy · Dano Raffanti
· Nelson Portella · Alberto Zedda (1981)
Gustav
III
ARION:
Laurence Dale, Rima Tawil , Christian Treguier, French Lyrique Orchestra;
Intermezzo Vocal Ensemble, Michel Swierczewski (1993)
Le
Domino noir
DECCA: Sumi
Jo, Bruce Ford, Isabelle Vernet, Jules Bastin, London Voices, English Chamber
Orchestra, Richard Bonynge (1995)
Haydee
KULTUR
VIDEO : Isabelle Philippe, Bruno Comparetti, Paul Medioni, Anne Sophie Schmidt,
Mathias Vidal, Michel Swiereczewski, Théâtre Impérial de Compiègne; Pierre
Jourdan (2005)
Finalmente cierro con un divertimento: Si no tuviéramos la
contingencia de covid19 ¿Cuál habría sido la forma más digna de conmemorar este
150 aniversario luctuoso de Auber?
Sin lugar a duda con una nueva producción de “La muette de
Portici” con el siguiente reparto: Fenella (Elisa Carrillo), Alphonse (Javier
Camarena), Masaniello (Diego Torre), Elvire (Leticia Altamirano), Pietro (Josué
Cerón), Rafael Blázques (Selva), Charles Oppenheim (Borella), Enrique Guzmán
(Lorenzo), Salvador Rivas (Moreno), el Coro y la Orquesta de su elección bajo
la dirección de Iván López Reynoso. Se vale soñar.
Espero que con esto motive a descubrir la obra de Auber.
Buen momento para motivar su despertar a 150 años de su fallecimiento en la carnicera
Comuna Francesa.
BIBLIOGRAFÍA
Commons,
Jeremy; Auber and Le Domino Noir, 1995
Letellier,
Robert Ignatius; Daniel-Francois-Esprit Auber : The man and his music,
Cambridge Scholars Publishing, 2010
Marcos, Ricardo; Ópera. Desde sus inicios hasta nuestros
días, Biblioteca de las Artes de Nuevo León Tomo II, CONARTE, 2013
Sadie,
Stanley (ed); The New Grove Book of Operas, St Martin’s Press, 2002
Sosa, José Octavio; La Ópera en México de la Independencia
al inicio de la Revolución, INBA, 2010
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