Entrevista a Pascal Roge, pianista francés (2004)
Recientemente aproveché unos días de vacación para transcribir esta entrevista que le hice al pianista francés Pascal Roge, allá en 2004 cuando visitó Monterrey para dar un concierto dentro del Festival Internacional de Piano Sala Beethoven. Las reflexiones que hace sobre la música y su carrera son atemporales así que nunca es tarde compartir contigo esta experiencia.
R.M. : Muchas gracias maestro por la posibilidad de
conversar con nosotros.
Pascal Roge: Gracias a tí, mucho gusto de poder platicar.
R.M. : Primeramente una pregunta obligada; ¿De dónde surge
su amor por el piano?
Pascal Roge: Bueno, muy fácilmente pues nací en una familia
musical. Así que escuché música antes que cualquier cosa, mi madre era
organista y mi abuelo violinista, mi abuela también era pianista. Así que había
mucha alrededor de mí y muchos pianos y órganos y todo tipo de instrumentos. Lo
primero que hacía era golpear el piano y escuchar que sonido salía. Mi madre
era maestra también de piano y me dio algunas lecciones. Aparentemente era
talentoso y quería continuar así que nunca me detuve.
R.M. : Dicen que la música lo escoge a uno…
Pascal Roge: En mi caso era obvio que la música me eligió
porque era la cosa más natural. Cuando a los cinco o seis años fui a la escuela
me sorprendí que los niños de mi edad no tocaban música. Yo pensaba que todos
tocaban música pues para mí era lo más natural. Así que nunca tuve que elegir;
me convertí en pianista de forma natural y después en concertista profesional
sin tener que decidir, era obvio, jamás pensé que pudiera hacer alguna otra
cosa. Así que es cierto, la música me eligió.
R.M. ¿Quiénes fueron sus maestros?
Pascal Roge: Primero estudié con mi
madre hasta los nueve años , después asistí al Conservatorio de Paris y mi
primer maestro ahí fue Lucette Descaves quien fue también la maestra de mi
madre; fue discípula de Marguerite Long, así que estaba dentro de la gran
tradición de música francesa. Así fue como descubrí el repertorio muy pronto;
estaba rodeado de gente que había conocido a Ravel, Fauré y Debussy y esa fue
la primera música de la que me enamoré. De hecho la primera música que escuché,
en realidad el primer recuerdo musical que tengo es de cuando mi madre tocó el
Concierto para órgano de Poulenc y lo practicaba en casa y lo recuerdo muy claramente:
probablemente tenía cinco o seis años y me enamoré de la música y le pedía mi
madre que tocara una vez más un pasaje una y otra vez, descubriendo lo que las
emociones significaban. Era bastante adelantado para que un niño de cinco o
seis años hablara de emociones pero aún todavía tengo eso en mi mente y cada
vez que hoy en día escucho esa música tengo esa emoción. Esto significa que
desde muy temprano estaba atraído por la música, particularmente por la música
francesa.
R.M. : Así que su amor por Poulenc surge desde el inicio.
Pascal Rogé: Oh,sí, muy temprano. Poulenc fue el primer
compositor francés que escuhé. Después hubo un gran hiato pues Poulenc en el Conservatorio de Paris era
completamente ignorado, estoy casi seguro que es el caso hoy en día pues
Poulenc no es popular en Francia y no se considera un compositor Francés de
primera línea, pero tiempo después, en mis treintas, decidí grabar su música y
comencé a grabar la obra completa de Poulenc. Y ahora la tocó frecuentemente y
es música maravillosa. Pero también en mi primer recital, un breve recital de
audición a los nueve años, toqué los preludios de Debussy. Cada vez que busco
en mi memoria la música francesa siempre ha estado ahí, así que lo que tocó al
día de hoy es en su mayoría nacional.
R.M. : Esta conversación sobre Poulenc me recuerda una
pregunta que tengo para usted: usted toca Saint-Saëns, Poulenc y Satie con una
aproximación única: como si fueran grandes maestros incuestionables,
compositores de primera línea. No digo que no lo sean, pero usted los
interpreta con esa naturalidad…
Pascal Rogé: Si, los interpreto con convicción. Únicamente
interpreto la música que amo, y esa música no la califico respecto a si los
compositores son número uno o número dos, los evalúo respecto a si amo esa
música y deseo compartir esas emociones con la audiencia. No está en mi mente
comparar a Saint-Saëns con Beethoven o Poulenc con Schubert. La música es un
lenguaje y uno tiene que encontrar su propio lenguaje. Yo creo que cada
pianista puede tocar lo que quiera mientras se tenga una técnica decente, pero
entonces viene ese hecho del por qué uno toca esa música y que es lo que
quieres decir con ella; ¿Es sólo para mostrar qué tan bien sabe tocar uno? o
¿Es para compartir esa emoción especial que uno tiene con la música y se quiere
transmitir a la audiencia? Esa (última) es mi actitud ; compartir el amor por
la música que tocó para el auditorio y creo que la gente es receptiva a eso.
Venir a un recital de piano no solamente es para escuchar qué tan bueno es el
pianista sino para experimentar algo. Mis programas, como el que interpretaré
en Monterrey mañana, son sobre compartir una emoción; una experiencia de
colores y sonidos, música diferente. Diferente a la que la gente escucharía en
un recital. Ya no tengo que probar que puedo tocar el piano, todo el mundo lo
sabe, estoy ahí para compartir armonías especiales, colores especiales a los
que yo me siento atraído.
R.M.: Su repertorio parece natural ya que usted es Francés,
pero muchos pianistas franceses no interpretan el repertorio francés…
Pascal Rogé: Yo no creo que esto sea porque sea francés o
porque haya nacido en el país donde se compuso esta música. La música francesa
no es popular entre los franceses. De hecho el país en el que toco menos es Francia
y no es por coincidencia. Es un hecho que los franceses no consideran mucho su
propia música, con la excepción de Debussy y Ravel, pero aún así. Un diario me
ha llamado el embajador de la música francésa, eso significa que uno no tiene
que se embajador en su propio país; el objetivo es llevar esa música afuera y
eso es lo que he estado haciendo. Yo toco esa música alrededor del mundo y me
siento orgulloso de llevar conmigo ese repertorio por ser menos interpretado y
requiere compromiso de parte de la audiencia. No es la música en la que uno
nadamás se sienta y escucha; uno debe de traer su propia imaginación, uno debe
de dar un paso hacia la música porque no es música fácil. Si uno toca Beethoven
o Schubert es más fácil para la audiencia porque es música a la que los oídos
están acostumbrado. Cuando uno toca a Poulenc o Satie podría ser la primera vez
que se escucha esa música así que deben también de abrir la imaginación y el
corazón. Pero creo que eso es más retador para mí que tocar música que ya ha
sido escuchada doscientas veces.
R.M. : Su repertorio parece ser elegido en base a las
posibilidades de color, música que da una cierta libertad de ejecución. No es
el tipo de pianista espectacular.
Pascal Rogé: No, el virtuosismo no me interesa ya que es una
cosa mecánica y es algo técnico que cualquiera lo puede hacer mientras se
practique lo necesario o se tenga la habilidad para hacerlo. Estoy más atraído
hacia la imaginación, retando a la audiencia a escuchar diferentes colores.
Retándome a mi mismo con un instrumento que naturalmente no tiene colorido; es
un instrumento mecánico que no tiene su propio sonido, uno lo tiene que crear.
Cada piano es diferente. Me gusta la idea de tener un nuevo instrumento en cada
concierto porque es un reto, cada vez será diferente y la sala de conciertos
será diferente, yo seré diferente, todo será diferente. El repertorio francés
es muy flexible; uno puede ser más flexible interpretando a Ravel y Debussy que
interpretando a Beethoven y Brahms pues no hay una tradición o estilo
específico y si como yo has nacido con esa música se convierte en un lenguaje
natural. No puedo errar con la música francesa, puede sonar pretencioso pero es
como tu lengua materna; puedes aprender muchos idiomas a un nivel elevado pero
nunca será tan natural como la propia lengua materna. Así es como me siento con
la música francesa. Por supuesto también tocó otro repertorio pero nunca me
siento tan cercano o natural como con la música francesa.
R.M.: Al escoger la música para sus programas ¿Tiene algún
tipo de estructura detrás de esto? O únicamente el deseo del momento.
Pascal Rogé: Primero escojo la música que amo, en seguida
planteo un recorrido por la música francesa. Siempre pido a los asistentes
antes del concierto no aplaudir entre las piezas porque considero ambas partes
del programa como un viaje, como un sueño hacia la imaginación. El público no
debería siquiera de pensar quién es el compositor o el nombre de esa pieza. Eso
no importa, lo que quiero es que se sienten y se relajen y abran sus corazones
e imaginación hacia esa música. Es más importante ser conmovidos por los
sonidos, por los colores. Es un viaje. Trato de elegir a los principales
compositores que estoy interpretando: Satie, Poulenc, Ravel, Debussy y Fauré;
esos son los compositores principales. Mi expectativa es que la gente se siente
y se pueda olvidar de sus problemas y de lo triste de nuestro mundo y tener dos
horas oníricas.
R.M. : Hablando de Satie. Este es un compositor que muchas
veces es visto como muy fácil, por supuesto que eso encierra un riesgo porque
requiere un pianista de toque sensible, colorido. Un compositor más interesante
de lo que se le da crédito.
Pascal Rogé: Satie es un compositor de su propio mundo: no
viene de ninguna parte y nadie siguió su sendero. Era una personalidad muy
excéntrica, y su música está aparte de otra música. Siempre toco un poco de
Satie porque posee una atmósfera especial pero es un buen eslabón entre Debussy
y Poulenc pues Satie fue un gran admirador y por un tiempo un buen amigo de
Debussy. Poulenc fue inspirado considerablemente por Satie. Aunque Satie no
formó una escuela tiene su propio sonido, su propia imaginación, su
excentricidad, su propio mundo y es música que puede atraer a muchas personas
pues si hubiera nacido en nuestro tiempo se le habría llamado “crossover” pues
es música que toca un poco la música de cabaret, una atmósfera new age; sin un
comienzo sin un final. Muchas veces recibo mensajes de personas que me dicen
“He estado escuchando una grabación tuya de Satie y estaba durmiendo o soñando
o tomando una copa de vino y de pronto escuché esa música y me sentí muy bien”.
Eso es lo que es Satie; sentirse bien y sentirse en una especie de atmósfera
soñadora.
R.M.: Tiene algunos toques minimalistas, así que en cierto
sentido es avanzado para su tiempo.
Pascal Rogé: Si, definitivamente. Muchos compositores
contemporáneos se refieren a Satie pues era un compositor poco conservador,
fuera de escuela. Es una música que por ejemplo toco mucho en Japón. Las
audiencias japonesas son muy receptivas a esa música por su minimalismo, sus
líneas puras. Siempre pienso, cuando interpreto a Satie, en un jardín japonés
donde todo se siente organizado pero al mismo tiempo hay un tipo de locura e
imaginación en ellos. Eso es Satie.
R.M. : Entre otros de los compositores por los que tiene una
predilección está Debussy; ha grabado todas sus obras para piano. Debussy es un
compositor de gran complejidad.
Pascal Rogé: Quizás el compositor francés más importante. Es
muy complejo porque toca diversas áreas de composición: es conocido por ser un
compositor impresionista aunque a el no le gustaba esa etiqueta pero es cierto
que es quien ha descubierto la música más colorida, que ha usado el piano de
una forma que nadie jamás, antes o después, lo usó como colorista. Cuando
interpreto a Debussy me siento un pintor, no soy pintor, no tengo talento para
eso, pero cuando toco tengo ese sentimiento de usar tonalidades de azul, verde
y amarillo para crear un paisaje o crear una atmósfera y abrir la imaginación
de la gente, como lo hago con los preludios (hoy en la noche). Es un mundo de
imaginación, cada preludio posee su propio título pero el título se ha escrito,
con toda intención, al final de la pieza. Por lo tanto no es una obra
programática únicamente Debussy está sugiriendo; veo un paisaje, veo el viento,
veo la campiña italiana pero es uno quien debe de llevar sus propias ideas al
respecto, así que es una música de libertad y eso es lo que me gusta de ella.
Estoy ya tan familiarizado con esa música que cuando llego a una nueva sala de
conciertos ya casi no practico esa música, solo reviso que el piano responde
bien y entonces prefiero tener la libertad al momento del concierto e imaginar
el sonido en el momento que toco. Y ese es un maravilloso sentimiento de
libertad de creación y sé que esa música nunca se interpreta de la misma forma
dos veces y es muy retador.
R.M.: Recientemente ha mostrado también mucho interés en la
música de cámara : ha grabado los cuartetos y quintetos para piano de Fauré,
música maravillosa.
Pascal Rogé: La música de cámara siempre ha sido parte de mi
mundo. Es donde encontramos a los compositores en su gran creatividad. Tomemos
por ejemplo a Fauré, Schumann o Brahms. Ahí es donde expresan la parte más
profunda de su personalidad y para mi el compartir la música con otros músicos
es muy importante. El piano es un instrumento muy solitario y uno tiene que
escuchar todos los sonidos a su alrededor, uno tiene que ser más humilde, más
integrado con la música, aunque como lo he dicho no toco un repertorio espectacular
los recitales de piano aún son algo en donde uno se muestra a sí mismo y tocar
con otros músicos, con un cuarteto de cuerdas, incluso con un cantante u otro
músico está más relacionado con compartir música y hacer música. He hecho mucho
acompañamiento a cantantes pero creo que el concepto está equivocado, más bien
estamos haciendo música, estamos compartiendo música, experimentando música,
usando la voz para expresar emoción. Me encanta, no podría sobrevivir sin la
música de cámara.
R.M. : ¿Cuáles son sus retos para el futuro? ¿Qué música le
gustaría tocar?
Pascal Roge: Aunque yo siempre mantendré este repertorio por
ser mi lengua materna, estoy haciendo muchos conciertos de Mozart, quiero tocar
algo de Scriabin y si encuentro a algún compositor contemporáneo que quiera
componer algo en mi tipo de mundo; usando sonido y colores, estaría muy
contento de hacerlo. Desafortunadamente nací en un momento en que la música era
algo menos emoción; uno tenía que ser una computadora para ser compositor.
Afortunadamente ese tiempo parece que pasó y cada vez más hay compositores que
piensan que la música debe de ser una expresión de la emoción una vez más.
Quizás no seré tan suertudo como mis maestros que tuvieron a Ravel, Fauré y
Debussy alrededor de ellos, ese tiempo ya pasó. Pero si encuentro algo de
música como la que hice en Japón, entones estaré muy contento de hacerlo.
R.M. : Usted parece el tipo de músico que se deleita en la
armonía, en los sonidos que son coherentes.
Pascal Rogé: Parece muy extraño decir que la música es
sonido; es obvio que la música es sonido, armonía y melodía. Para mi eso es la
esencia de la música. Como Debussy decía; “la música debe de ser placer”. Eso
es lo que quiero sentir para mí y es lo que quiero compartir con otros. El
mundo de hoy es lo suficientemente triste para darle a la gente más drama
cuando uno toca. Así que trato de llevarles sueños y felicidad.
R.M. : Muchas gracias maestro.
Pascal Rogé: Gracias a usted, fue un placer.
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