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Entrevista a Joan Matabosch
(
Joan Matabosch, fotografiado en el Teatro Real. / Cristóbal Manuel, publicada por El País, 26 septiembre de 2013)
Ahora que Joan Matabosch lleva un año como director artístico del Teatro Real de Madrid (de un contrato que originalmente será de 6 años en este puesto) voy a desempolvar una entrevista que le realicé en 2008, cuando era director del Liceu de Barcelona. Diversas perspectivas siguen vigentes para el medio operístico de la actualidad. Además sigue siendo una entrevista interesante por la perspectiva y experiencia de Matabosch, a quien le tocó vivir la etapa de reconstrucción del Liceu y establecer una nueva línea artística.
La entrevista fue publicada por la revista mexicana Pro Ópera, en la cual escribo desde hace algunos años.
Ricardo Marcos G.: Antes que nada agradezco su tiempo para esta
entrevista. Me parece que usted es uno de esos grandes ejemplos en los que una
persona que ha trabajado en una institución por varios años se convierte en el
director de esta. A usted le tocó presenciar la caída de su teatro y su
resurgimiento como el ave fénix
Joan Matabosch: El Liceo ha cambiado mucho desde el momento en que
empecé en esta casa a la situación actual. Ha cambiado por muchos motivos, en
primer lugar porque hubo un proceso de reconstrucción después de un incendio
que destruyó una parte del teatro (el segundo de su historia). El teatro
aprovechó la oportunidad de reinventarse a si mismo que es una cosa muy sana de
hacer cuando se da una situación tan negativa y catastrófica. Pero bueno, de
una situación así al menos sacar el provecho de poder reinventar la institución
y romper algunos tópicos ligados a la historia de esta casa que seguramente ya
no tenían justificación años antes de que eso se escenificara. Se aprovechó
para abrir el teatro a nuevos públicos, renovar absolutamente el discurso
artístico y esto tuvo como un incremento enorme de la demanda. Para que se de
una idea, si hablamos estrictamente de abonados el Liceo tenía en el año 93-94
7,000 abonados, en estos momentos tiene 24,500. Si hablamos de entradas el
Liceo tenía en aquel momento 180,000, actualmente se están poniendo a la venta 495,000
entradas.
Ricardo Marcos G.: Usted ha dicho camino arduo y me imagino que todo
comienza también desde el momento en que hay voces que dicen “Vamos a trasladar
el teatro de ópera a otro lado” “¿Por qué aquí en el centro?” Pero se quedó en
las Ramblas, no se podía concebir al Liceo fuera de este lugar.
Joan Matabosch: Se podía concebir, de hecho hubo en aquel momento un
cierto debate – y es sano de que sea así – sobre si había que reconstruir el
teatro como era, si había que hacerlo en otro sitio que era más cómodo a lo
mejor, si se tenía que aprovechar la circunstancia para hacer un teatro
completamente nuevo. En cualquier caso lo que a mi me parece es que ganó el
sentido común, el hecho que no se perdiera, el hecho de que se trata de uno de
los edificios emblemáticos de la ciudad y además más cercanos al corazón de
todos los ciudadanos, incluso de los que no van a la ópera. Es una institución
que está muy ligada al corazón de esta ciudad por el hecho mismo que este
teatro fue construido por la propia ciudad, no es un teatro que lo ha
construido el estado o una corte. La propia burguesía local consideró que esta
ciudad era importante que tuviera un teatro equiparable a lo que son los
grandes teatros de ópera que ya estaban funcionando en otras partes y quisieron
dotar a la ciudad de una estructura de este tipo. De alguna forma esto genera
una comunión entre la ciudad y esta institución.
Ricardo Marcos G. ¿Cómo se ha enfrentado a uno de los grandes retos de
un teatro de ópera?; La búsqueda de nuevos públicos.
Joan Matabosch: Si, es uno de los objetivos que se tiene que plantear el
teatro. Pero yo creo que en los últimos diez años si en alguna cosa se puede
decir inequívocamente que el Liceo ha tenido éxito ha sido en ese tema. Me
parece que se han desarrollado varias estrategias; El hecho de que la línea dramatúrgica
se abriera a directores de escena contemporáneos, a directores de escena del
mundo del teatro, a directores locales que el Liceo ha dado la oportunidad de
medirse por primera vez en una ópera, ha grandes creadores internacionales a
veces polémicos, todo esto evidentemente ha favorecido que un nuevo público se
acerque a la ópera. El hecho de que se programen funciones con repartos
alternativos (que coexisten con las funciones normales) a precios muy rebajados
incluso de un 50% con respecto a las funciones normales ha favorecido que haya
un nuevo público que se incorpore a la ópera.
Ricardo Marcos G.: ¿Cuál es su visión con respecto al repertorio actual?
Veo que ha logrado una programación equilibrada con un cierto compromiso con el
repertorio alemán.
Joan Matabosch: Sí, hay un equilibrio. Me
parece que el modelo adecuado para un teatro de ópera no es estándar, hay que
construirlo de acuerdo con la ciudad, de acuerdo con la tradición cultural de
la ciudad y con las lagunas culturales de la ciudad y del país. El teatro tiene
la responsabilidad de que una parte de la programación la tienen que integrar
cosas conocidas pero hay una parte básica de la programación que tiene que dar
a conocer obras nuevas, de abrir el teatro a obras nuevas, a compositores
nuevos. Claro, esto no es lo mismo en todos los sitios, las carencias
culturales de un teatro y de otro no son las mismas, depende de las
circunstancias que a veces tienen que ver con la historia política del país. En
España, por ejemplo, una gran parte del siglo XX estuvo aislada de Europa y no
llegaban realmente las novedades hasta finales de los años 70’s. Esto se
reflejó en las temporadas de ópera del Liceo. Después del incendio el primer
objetivo de la programación del Liceo, no de una manera radical, fue dar a
conocer el gran repertorio del siglo XX que no habían pasado por el teatro o
que habían pasado muy poco o que habían pasado de manera fugaz sin realmente
dejar huella. Hubiera sido absurdo e incomprendido el paso siguiente (que es lo
que nos toca hacer en los próximos años) que es la creación contemporánea. Si
no tienes claro lo que pasaba en los años 50-60, lo que pasa en los 80 no se
entiende por que esto es hijo de aquello.
Ricardo Marcos G.: ¿Ve potencial en estos
proyectos en los que se ha involucrado el Liceo como hacer coproducciones con
otros teatros importantes?
Joan Matabosch: Esto tiene especial sentido
para esta casa, lo cual permite compartir los costes de la producción y
conseguir otra cosa básica que es proyectar a nivel internacional a talentos
locales. En el tema de las coproducciones el Liceo trabajo mucho en estos
proyectos porque creemos mucho en el sentido y en la lógica de que los teatros
compartan proyectos en la medida de lo posible entonces tenemos acuerdos
estables con el Teatro Real de Madrid, con la Monnaie, Ginebra. Eso permite que
las producciones viajen y permite internacionalizarnos también que es una cosa
básica. Es un fenómeno que los teatros se pueden permitir más o menos según su
manera de gestión o de explotación.
Ricardo Marcos G.: El Liceo comienza una nueva
época, sale Sebastian Weigle (Por aquel tiempo director musical) ¿Cómo calificaría su trabajo a
lo largo de estos años?
Joan Matabosch: Me parece que el trabajo de
Weigle es un trabajo modélico, la parte musical está cambiando mucho tanto en
la época en que estuvo Bertrand de Billy como la de Sebastian Weigle. Eso no
quiere decir que estemos contentos, hay que continuar trabajando mucho y
continuar invirtiendo muchos esfuerzos para reformar la orquesta y sus flancos
débiles, tanto la orquesta como el coro. El coro tuvo un cambio radical, la
medida de edad era altísima y hubo una gran cantidad de jubilaciones, es un
proyecto renovado, un proyecto nuevo. Con la orquesta esto ha ido más lento,
pero la gestión de Weigle ha mejorado a la orquesta como instrumento. Como
interprete es realmente estupendo en todo el repertorio centroeuropeo, eslavo y
wagneriano y prueba de ello es que es uno de los directores más solicitados en
su propio país.
Ricardo Marcos G.: ¿La elección de su sucesor,
Michael Boder, es mantener una línea de
trabajo que ya ha sido iniciada?
Joan Matabosch: Hemos buscado una transición
sin rupturas, compartirán una temporada, trabajarán juntos en cuales son los
puntos que hay que atacar para mejorar. Esto ha sido fácil porque la relación
entre los dos es muy buena. Me parece estupendo que Boder se incorpore y que lo
haga con la fuerza y energía que ha demostrado hasta ahora.
Ricardo Marcos G.: ¿Cuáles son sus retos en los
próximos años?
Joan Matabosch: Comienza una segunda etapa en
que el acento tiene que estar puesto en el repertorio actual. Ya conocemos
Britten, ya conocemos Janacek, hemos dado un paso más. Hemos comenzado a
conocer Henze pero se puede dar un paso más con la convicción de que esta va a
ser asumido por el público, que lo va a entender y va a hacer suyo este
repertorio. Esto tiene unas contrapartidas que tienen que ver con la capacidad
de producción del propio teatro, que es un poco el talón de Aquiles del Liceo,
el Liceo posee una capacidad de producción muy limitada y esto debe de cambiar
en un futuro. Creo que el Liceo debería ser un teatro más capaz de producir. El
teatro tiene que ser capaz de él mismo dotarse el potencial de producción
necesario para sacar los proyectos artísticos que se plantea, finalmente la
ópera es un arte vivo que nos está hablando de emociones y de experiencias que
nos afectan.
Ricardo Marcos G.: Muchas gracias por su
tiempo. Nos ha dejado un panorama interesante de lo que ocurre en el Liceo.
Joan Matabosch: Gracias a vosotros.
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