La Película de Lego; un parteaguas del cine animado familiar
No podemos negarlo, cuando uno tiene hijos las visitas al
cine son indiscriminadas; al lado de películas divertidas, con destellos de
genialidad, humor negro y que están en el límite entre el mundo de los niños y el
de los adultos, como “Mi Villano Favorito”, “Up” o “Piratas”, está también la basura, alta en carbohidratos
de la peor calaña palomera como “Don Gato y su pandilla” o las películas
infantiles poco apetecibles para adultos; como “Cars”.
La “Película de Lego” o “Lego Movie” ha sido una de las
mejores tardes que he pasado en el cine de niños. Tanto mi hijo mayor como yo
quedamos encantados. Filmada en stop motion con animación computarizada la
película ofrece un detalle excepcional de las figuras. El trabajo de Phil Lord
y Christopher Miller no solo es genial desde el punto de vista de lo meticuloso
de sus escenarios y personajes sino también en el dinamismo de la acción. Una
vez que Emmet, el protagonista, se
encuentra con Estilo-libre (la protagonista), la película no para en la rapidez
del pulso, el humor de torbellino y la acción. Poco a poco la película
conquista con su premisa, ofreciendo sutiles parodias de las películas de
aventura y superhéroes; no podía dejar de pensar en las franquicias de “Volver
al Futuro”, “Matrix” o “Star Wars” (la cual hace un breve cameo).
La premisa es sencilla (¡Cuidado con el spoiler!); el viejo
mago Vitruvius es cegado y derrotado por el malvado Señor Negocios, pero antes vaticina que algún
día la pieza maestra de los maestros constructores (aquellos que pueden dar libertad a través de sus grandes creaciones al mundo de legos) será encontrada por el elegido que regresará a enfrentarse al mal.
Esta pieza es fundamental para contrarrestar el plan del Señor Negocios de
pegar de forma organizada y definitiva a todos los mundos existentes de legos.
Entonces aparece Emmet, que no es más que un simple lego constructor. Vemos que
su vida es mediocre, ingenua, tan común como la de cualquiera, hasta que descubre accidentalmente
la pieza maestra. Entonces es perseguido por el Señor Negocios y sus secuaces
(Incluyendo a Policía malo) pero ayudado por Estilo libre, Vitruvius, Batman y otros logra
hacerle frente a su perseguidor, al mismo tiempo que sufre una conversión de un
personaje conformista, falto de
creatividad y de ideas a uno heroico y capaz de sacrificarse por los demás.
Pero donde la película de Lego ha logrado explorar una vena
profunda es precisamente en la relación padre-hijo; la parte de la película que
sucede en el mundo real es francamente conmovedora. Jamás había visto a Will
Ferrell encarnar de forma más natural un personaje en pantalla grande. El tema medular es la ruptura de convencionalismos solemnes, el despertar del nuevo amor paterno de las corrientes culturales actuales. Esa parte de mundo real es un contrapunto bello y de cadencia más sutil al caleidoscopio de incidencias de la parte animada.
Hay sorpresas estupendas; el filme se da la oportunidad de parodiar al anime
japonés, con el personaje de unikitty, a su propia historia con Benny el
astronauta de los 80’s o el mundo de los DC comics como la aparición de Batman,
Superman, Mujer Maravilla y Linterna verde. Los chistes en torno a la sugerida
orientación sexual de este último son uno de los escasos detalles de la
película que no me parecieron efectivos ya que precisamente uno de los temas
principales es la ruptura de estereotipos.
Curioso que emporios como Lego nos den lecciones en este
mundo postmoderno de nosotros. A veces somos incrédulos a las avenidas de
bonhomía que nos ofrecen compañías aparentemente simpáticas pero que funcionan
con las reglas de los sistemas monopólicos algo caducas y cuestionablemente pseudo-democráticas.
No puedo dejar de ver comerciales de Coca-Cola sin una sonrisa sagaz, por
ejemplo. No que la empresa Lego sea
comparable a esta última pero han pasado más de 60 años desde que comenzó en
una carpintería danesa. Al día de hoy se han producido billones de piezas.
Sin embargo, Lego es un juguete que de alguna forma es de
todos; producido desde 1949 por la firma danesa, prácticamente todas las
generaciones, desde los “baby boomers” han tenido un lego en sus manos. Dentro
de sus límites es ilimitado. Muchos padres suspiran con nostalgia por los años de
juego con legos, pero como la “Película de Lego” nos muestra, el lego es un
juguete familiar que sigue conquistando a chicos y a grandes. Se ha convertido
en parte de la cultura de masas.
El filme se podría analizar desde otras diversas ópticas; hay
una línea anticapitalista, anti-stablishment al menos; esa rigidez, encarnada
por el todopoderoso Señor Negocios, en la que sucumben los grandes sueños y esperanzas. El
que esa lección venga de una empresa de gran capital como Lego es paradójico;
pero el mensaje se siente genuino porque se ha revestido de libertad y creatividad,
algo que en su esencia, Lego no puede dejar de ser. Al final nos hemos quedado con satisfacción
de haber visto una película para toda la familia que nos deja pensando y quizá
con ganas de comprar un set de legos para jugar con nuestros hijos.
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