La Inauguración de Vaclav Havel por la UNAM: verguenza frente al espejo
Dentro del marco del San Pedro ArteFest se presentó la obra del literato y ex-presidente checo Vaclav Havel, la Inauguracíón. La producción es de la UNAM y ha sido realizada Aura Gómez Arreola y Gerardo Tagle. Contó con la dirección de David Psalmon y las actuaciones de Nailea Norvind, Hernán Mendoza y Sergio Ramos.
La obra es compacta y efectiva en gran medida gracias a un diseño de escenografía y vestuario efectivo de parte de Aura Gómez Arreola. Las pantallas de televisión, el decorado parco de un departamento moderno, los elementos simbólicos como el confesionario, la silla tosca de madera del invitado (más cercana a una silla de tortura), el sofá de plástico de los anfitriones.
La dramaturgia es interrumpida por comerciales de televisión así como por asistentes, apuntador y maquillista. El principal punto de la trama es la parafernalia vacía y frívola de la vida de hoy, el consumismo desalmado y la dependencia de la felicidad en ello.
Ferdinand es invitado del matrimonio conformado por Vera y Michael pero lo que al principio parece una feliz pareja va revelándose en un fanatismo al consumo y la dependencia de una vida plena y correcta en ese sistema de comerciales, apariencias y objetos nuevos, sofisticados o snobs. Pronto Ferdinand queda alienado a pesar de ciertos intentos heróicos de resistencia. Incluso al final, cuando trata de huir de ese mundo no puede resistir regresar a este. La obra impactó también por sus alusiones a la sexualidad mediática y el baile sexual que la propia Vera hace sugestivamente sobre su invitado.
Al final todos quedamos avergonzados pues sin duda nos hemos identificado, más aún en algunos sectores de la ciudad de Monterrey. Es indudable que si nuestra sociedad mexicana actual carece de paz y armonía es en gran medida debido a la desproporcionada ambición que nos ha llevado a tener más de lo que necesitamos. Después de 36 años "La Inauguración" sigue siendo tan poderosa en su discurso.
El trabajo de los actores es un ensamble perfecto; Hernán Mendoza impregna a Michael de una bonhomía de fachada que pronto deja al descubierto la superficialidad material y sexual. Nailea Norvind encarna una Vera visualmente atractiva, casi histérica en sus avances sexuales y mecánica en su discurso. El Ferdinand de Sergio Ramos impacta con su gradual desmoronamiento, incapaz de anteponer con decisión sus convicciones. Con menos diálogo hace mucho con sus gestos de sorpresa.
La dirección de David Psalmon ha destacado acertadamente esa paradoja de la obra; La realidad humana enmarcada por la realidad sesgada y ambas construidas por la misma mano.
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