¿El Efecto Dvorak?


Con el reciente nacimiento de mi segundo hijo, me puse a pensar en algunas similitudes con mi nacimiento, según las recolecciones de mi mamá. Soy melómano, devorador de la música clásica, desde que tenía mi gramófono de lp. Entre los discos que recuerdo escuchaba yo con asiduidad estaban las cuatro estaciones de Vivaldi en versión de Karl Munchinger, la 5ª Sinfonía de Beethoven con la Filarmónica de Berlin y Wilhelm Furtwangler, la 9ª Sinfonía de Dvorak y la Obertura Carnaval en versiones de Joseph Keilberth, el Bolero de Ravel y las oberturas El Corsario y Benvenuto Cellini con la Orquesta de Conciertos del Conservatorio de Paris bajo la batuta de Charles Munch, las Oberturas de Rossini con Willem van Oterloo, diversos conciertos para violín de Paganini, Brahms, Mendelssohn, Contradanzas de Mozart, sinfonías de Mozart, Conciertos de Brandenburgo de Bach, Sinfonía de los juguetes de Leopold Mozart y Valses de Strauss con Boskovsky, por mencionar algo de lo que tengo más fresco. Desde entonces mi gusto ha sido omnívoro. Varios compositores que hoy considero entre mis favoritos los descubrí y aprendí a querer en mi niñez; Beethoven, Mozart, Dvorak, Ravel, Berlioz, Rossini, Mendelssohn.

A partir de mis diez años comencé a coleccionar cassettes asiduamente ya que eran más durables que los lp. A través de ellos descubrí otras grandes obras maestras y fui incorporando nuevos compositores a mis listados de favoritos; Rimsky-Korsakov, Saint-Saëns, Tchaikovsky, Haydn, Franck, Schubert, Smetana, etc.

¿Qué detonó esta pasión? No lo sé, pueden ser diversos factores sin duda. Recuerdo que mi papá tenía una excelente colección de acetatos principalmente de la Deutsche Grammophon y Decca con grandes directores bien representados como es el caso de Karajan, Bohm, Jochum, Giulini, Kleiber, Ozawa, Previn, Maazel, por mencionar algunos. Sus gustos principales en el campo de la música clásica se iban hacia Europa Central y su tradición romántica. Recuerdo que sus favoritos siempre habían sido Brahms y Dvorak con algunas obras de Schumann como la Sinfonía Renana.

Dice mi mamá que durante su embarazo escuchaban música clásica a todo volumen en casa de unos amigos; los Saltzman, quienes poseían un equipo espectacular. Recuerda ella sobretodo la sinfonía del nuevo mundo de Dvorak y cómo me movía en su vientre. Tal parece que el compositor checo fue un detonante importante de esta pasión.

Regresando ahora al comienzo de esta entrada me encuentro con la peculiaridad de que ya dentro del quirófano, en el inicio de la cesárea, los doctores sabiendo de mis gustos musicales y empujados por mi esposa, decidieron poner música clásica para retarme. Los excelentes galenos Francisco Lozano Lee y Alejandro Calanda de la Lastra me comentaron que si adivinaba lo que estaba puesto me regalaban su intervención (lo cual fue protestado por el anestesiólogo), sabían de mi fama pero creo yo que quedaron algo sorprendidos. Cual fue mi sorpresa al darme cuenta que lo que estábamos escuchando era Antonin Dvorak y no era algo de su ABC sino el poema sinfónico la Bruja del Mediodía que comienza con un pasaje pastoral de gran lirismo, que representa un bello día en una aldea checa, francamente es uno de los grandes trabajos del autor (desafortunadamente algo subvaluados) junto con los otros tres poemas sinfónicos que conforman ese ciclo de cuatro basados en cuentos checos.

Posteriormente escuchamos algo de J.S. Bach, algún movimiento de una de sus partitas para clavecín en versión de piano. Los doctores, sabiamente, decidieron no hacer válido su ardid inicial. Pero lo que me ha dejado pensando es la coincidencia Dvorakiana y el posible efecto que pueda tener sobre mi hijo. Ya lo veremos. Estoy convencido que no sólo existe el efecto Mozart sino que también por ahí está Beethoven (una de las obras que mi otro hijo cantaba antes de saber hablar era el final de la sinfonía Heroica de Beethoven), Rossini, Haydn y ¿Por qué no? Dvorak. La calidad melódica parece ser uno de los elementos de atracción en los bebés y Dvorak posee algunos de los temas más memorables.  Sin lugar a duda el maestro checo es una de esas figuras geniales que mientras más pasa el tiempo agigantan su lugar en la historia. 


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