Misery de Simon Moore en Monterrey: Propuesta sostenida por los actores
Misery,
adaptación teatral del guionista británico Simon Moore, es un producto hibrido
que no puede hacernos olvidar el filme de Rob Reiner ni tampoco ocultar que el
origen literario no es precisamente una gran obra. Sería injusto, por otro
lado, no reconocer que la trama es efectiva; posee momentos de suspenso y
tensión que solamente un autor con colmillo dramático es capaz de concebir.
La
dirección de Antonio Castro con diseño escenográfico de Gloria Carrasco y el
vestuario de Teresa Alvarado es efectiva sin lograr mantener la tensión a lo
largo de la velada. Quizá parte del problema es que la adaptación de Oscar Ortiz
de Pinedo apela al teatro efectista cuando a través de efectos más sutiles se
pudo tener un producto más convincente. En primer lugar no entiendo porqué no
se traslado la historia a un contexto nacional. Las referencias a Colorado y
los nombres anglófonos contrastaban con el acento chilango de los protagonistas.
Esto provocaba un ligero efecto involuntario de comicidad. Quizá el tipo de
historia no se ve plausible en nuestro contexto pero un poco más de cerebro
habría resuelto efectivamente algunos de los problemas; el hecho que una mujer
viva sola en un poblado por ejemplo o el hecho que un escritor pueda tener
“fans” tan dedicados, algo que en un país tan librofóbico como el nuestro
cuesta comprender.
La
concepción de Antonio Castro fue efectiva pero falló a momentos con el texto. Un
drama concentrado no puede remitirse frecuentemente a momentos de comedia. El
énfasis de Damián Alcazar en algunas líneas irónicas que pudieron haber
funcionado mejor al decirse con naturalidad, por ejemplo. Tal parece que el
público de hoy ya no concibe el teatro si no tiene momentos cómicos de reposo.
Una escena que podría ser mucho más aterradora como el comprobar que los
gabinetes de la cocina de Annie Wilkes están plagados de retratos mutilados de
Paul Sheldon se convierte en un momento que causa risa. Ciertamente Misery posee
ironía pero sigue siendo, al fin de cuentas, una trama oscura. Los momentos
mejor conseguidos de la dirección de Castro son cuando ambos personajes
dialogan sobre la obra de Sheldon o cuando Annie Wilkes en un momento depresivo,
formidablemente actuado por Itati Cantoral, narra entrecortadamente su pasado;
el único punto de empatía que Wilkes tiene con el público. La escena de la
amputación de la pierna es efectiva haciendo un homenaje al género “gore”
pero me parece excesiva; En el filme es mucho más efectivo en su crudeza; el
rompimiento de las piernas con el martillo, algo menos sangriento.
Los cambios
de perspectiva de la habitación de Sheldon funcionaron para proporcionar
mejores planos expresivos a los actores además de la posibilidad de permitir un
mejor desplazamiento de Sheldon cuando este finalmente puede usar su silla de
ruedas.
Pero una
trama que no posee grandes elementos reflexivos o intelectuales debe de
sostenerse con sus actores y aquí es donde Misery finalmente convence. Itati
Cantoral hace un tour de force, su Annie ha sido bien pensada y trabajada en su
fisionomía. Sus discursos torpes, a veces inconexos. Sus arrebatos de ira o su
hundimiento en la depresión son de nota. Desde el inicio sabemos que hay algo
desequilibrado con Annie Wilke aunque su desmoronamiento psicológico es
gradual.
Por otro
lado Damián Alcazar conmueve en los momentos de mayor
vulnerabilidad. Pero aún así y aceptando
que es un actor de gran carisma y maestría, no nos llega a convencer del todo
en su trabajo con Cantoral; Ha decidido subrayar los rasgos sumisos y
vulnerables de Sheldon, por lo tanto el estrangulamiento de Wilkes carece de violencia. No creemos que alguien tan dócil vaya a poder enfrentarse a esa Medea
que es Wilkes. Es cierto que para no tener movilidad en la mayor parte de la
obra, Alcazar logra un personaje plausible pero un poco domesticado en una obra
donde las confrontaciones lo son todo. A pesar de las reservas que antes expuse
sobre la comedia, demasiado subrayada de la trama, Misery funciona como una
noche teatral entretenida a cargo de dos estrellas en gran nivel.
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