Eric Steinman: In Memoriam
En esta ciudad de diversos cartuchos culturales quemados, la labor incansable de Eric Steinman como promotor del arte lírico constituyó una tarea de amor sin concesiones a la mediocre visión cultural actual. Parece hoy difícil de creer que alguien haya podido unir a diversos miembros de la comunidad operística durante la década de los 90’s y brindarle a la ciudad oxígeno operístico en un momento en donde ya había concluido la malograda Compañía de Ópera de Monterrey.
Si bien sería injusto considerarlo el único actor del proceso que llevó a la ciudad a fines de los 90’s y durante los 2000 a aterrizar proyectos y propuestas de mayor escala, Steinman contribuyó a mantener viva la llama y la pasión por la ópera. Prácticamente todos los artistas operísticos de nombre de la ciudad cantaron o colaboraron con él de alguna u otra forma.
Steinman nos ha dejado prematuramente, pero la parte medular de su legado ya había sido realizada. Es triste dejar atrás una época pero estoy seguro que el trabajo de Steinman quedó en tierra fértil.
Recuerdo su sonrisa orgullosa cuando recordaba a sus divas del alma; Montserrat Caballé, Leontyne Price, Joan Sutherland, Martina Arroyo, entre otras. Las diversas anécdotas como aquella cuando Galina Vishnevskaya hacía su debut en Estados Unidos y molesta con la orquesta comenzó a marcarle el tiempo airadamente con un bastón al director Alberto Erede.
Eric, dondequiera que estés estoy seguro que tendrás a Joan Sutherland muy cerca.
Si bien sería injusto considerarlo el único actor del proceso que llevó a la ciudad a fines de los 90’s y durante los 2000 a aterrizar proyectos y propuestas de mayor escala, Steinman contribuyó a mantener viva la llama y la pasión por la ópera. Prácticamente todos los artistas operísticos de nombre de la ciudad cantaron o colaboraron con él de alguna u otra forma.
Steinman nos ha dejado prematuramente, pero la parte medular de su legado ya había sido realizada. Es triste dejar atrás una época pero estoy seguro que el trabajo de Steinman quedó en tierra fértil.
Hombre apasionado, proclive a los arrebatos, dotado del conocimiento operístico y de repertorio más amplio de su tiempo entre los directores musicales o repasadores de la ciudad, Steinman también era un conversador animado y divertido. Recuerdo cuando en una entrevista en radio que le realizamos Gabriel Rangel y yo se le salió “esa mierda” refiriéndose a una crítica que consideraba injusta departe de Alejandro Fernández.
Su trabajo tenaz de promoción de la ópera y elevar sus estándares en la ciudad lo llevó a involucrarse en proyectos como el anillo de los nibelungos para niños, la creación de un sello discográfico doméstico con grabaciones procedentes de cintas de las funciones al aire del MET.
Recuerdo su sonrisa orgullosa cuando recordaba a sus divas del alma; Montserrat Caballé, Leontyne Price, Joan Sutherland, Martina Arroyo, entre otras. Las diversas anécdotas como aquella cuando Galina Vishnevskaya hacía su debut en Estados Unidos y molesta con la orquesta comenzó a marcarle el tiempo airadamente con un bastón al director Alberto Erede.
Egresado de Julliard y la Universidad de Nueva York, Eric Steinman realizó su debut como pianista y director musical en una ópera moderna de Tom Johnson. Como muchos extranjeros que llegaron a enriquecer nuestro país, hubo algún tipo de enamoramiento de Eric con Monterrey. Amor apasionado pues no dudaba también en levantar la voz cuando las políticas culturales, oportunidades, visión artística, no estaban a la altura. Fue fundador y director de la Ópera Metropolitana de Monterrey y posteriormente lideró los proyectos operísticos de Pro Cultura. Después de una temporada liderando el proyecto operístico en Culiacán Sinaloa, Steinman regresó a Monterrey, ciudad que hoy lo llora.
En los homenajes espontáneos de sus amigos y colegas queda demostrado el reconocimiento a una trayectoria entregada y sin la cual seríamos mucho más pobres el día de hoy.
Eric, dondequiera que estés estoy seguro que tendrás a Joan Sutherland muy cerca.
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