Barbero de Sevilla de Rossini ; Próximamente con la Facultad de Música de la UANL
Próximo martes 14 y miércoles 15 de junio regresará a la ciudad una de las óperas más entrañables de todos los tiempos; “El barbero de Sevilla” de Gioachino Rossini. Entre varias obras maestras del cisne de Pesaro “Il barbiere” pudo resistir el paso del tiempo y a pesar de ciertas versiones de texto corrupto desde su creación en 1816 prácticamente siempre ha estado presente en los escenarios importantes del arte lírico.
Ahora regresa a Monterrey tras una ausencia de más de 5 años. En papel no son muchos pero “El barbero” está en ese pequeño grupo privilegiado de óperas que se pueden escenificar una vez cada año o dos y jamás pierden su frescura ni el interés del público.
La Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Nuevo León ha conformado un reparto que en papel se antoja equilibrado e ideal salvo en un punto. Hay también una gran sorpresa que desde este momento provoca mi curiosidad.
La orquesta de cámara de la Facultad de Música de la UANL estará dirigida por Lucy Arner con lo que estará garantizado un quehacer musical al menos comprometido. El director de producción es David Zambrano quien desde tiempo atrás ha estado al frente de las producciones serias de ópera que ha montado esta institución. Se podría decir que ya poseen una especialidad en Rossini y mejor alabanza que esa, en la ciudad de sequía artística, es imposible.
El reparto nos presentará al barítono Oscar Martínez como Figaro, Rogelio Marín, tenor, como Almaviva, Guillermo Ruiz, barítono, encarnará al doctor Bartolo, Rafael Blásquez, bajo, será Don Basilio, Rocío Tamez, mezzosoprano, representará a Bertha.
Mi reserva está ocasionada por la noticia de que Cristina Velasco cantará el papel de Rosina. No es una reserva que tenga que ver con su capacidad vocal, belleza de instrumento o aproximación escénica. Es una reserva surgida del disfrute y conocimiento de esta obra por muchos años. De entrada el papel de Rosina fue escrito en un principio para la contralto Righetti Giorgi. Si bien Rossini arregló más adelante el rol para la soprano Josephine Fodor-Mainvielle , incorporando incluso un aria de su ópera “Sigismondo” previo a la escena de la tormenta. Pero el genial balance original de este personaje ubicado en un mundo de hombres. se pierde con una voz lírico-ligera como la de Velasco.
Parece que seguiré esperando una versión ortodoxa incluyendo la edición; Alberto Zedda publicó la versión crítica de la ópera en 1972 para la Fundación Rossini de Pesaro. La que generalmente se ha escuchado en Monterrey es una de las versiones tradicionales a veces con detalles orquestales mucho menos sutiles que el original. ¿Cuándo escucharemos una función con los recitativos completos, sin cortes en la stretta del final del 1er acto, con el breve papel de Ambrogio incluido, sin cortes en el aria de Don Bartolo o con el aria final de Almaviva “Cessa di piu resistere”?
La gran sorpresa de la noche será el debut de Ivét Pérez como directora de escena. La soprano ahora estará trabajando en otra dimensión del drama. Esto me llena de expectativa y curiosidad. Pérez es una artista inteligente que ha podido ver de cerca el trabajo de diversos directores consagrados del medio. Los escenarios virtuales, como ya es costumbre en este tipo de colaboraciones, serán de Rafael Blásquez.
Con todo y las pequeñas reservas – más bien de un obsesivo por la filología musical – este barbero promete ser un acontecimiento que, sin tanto bombo y platillo, podría superar a aquel Trovatore que hace unos meses montó Ópera de Nuevo León.
Ambas funciones se llevarán a cabo a las 19:00 en el Teatro Universitario de Mederos.
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