Teatro: "El Deseo" de Víctor Hugo Rascón Banda en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey
El Deseo de Víctor Hugo Rascón Banda es uno de los últimos trabajos del dramaturgo chihuahuense. La obra pone en escena los conflictos de la relación de una mujer madura y un joven universitario. Constituy principalmente una reflexión entre el conflicto de culturas a través de la relación de una pareja. Por un lado Susan es estadounidense y por el otro Víctor es colombiano. La soledad y egoísmo frente a la calidez y solidaridad.
Susan es una estadounidense controladora, rica, divorciada. Parece conformarse más en la sensualidad y capacidad sexual de Víctor. Los argumentos intelectuales son casi nulos más allá de la atracción física. En el caso de Víctor, le atrae la seguriad de Susan, quizá la posibilidad de tener sexo sin necesidad de buscarlo. La ingenuidad e inexperiencia lo llevan a casarse con Susan pues está en ese momento de su vida en que no se sabe bien qué es lo que se quiere hacer. La obra comienza con una Susan internada en el hospital psiquiátrico. Sus ataques de histeria e inseguridad la han llevado al delirio. Posteriormente la obra muestra el desarrollo de la relación de ambos desde sus inicios plenos de sensualidad hasta la frialdad final que lleva a Susan a despreciar a los familiares de Víctor refugiados de Colombia. El humor propio de este dramaturgo sobresale desde lo sutil hasta lo grotesco. En el transfondo hay una amargura y escepticismo hacia una posible comprensión global entre culturas.
La obra deja algunos cabos sueltos y esto delata su creación tardía en el canon de Rascón Banda. No queda muy bien realizada la pérdida de la razón de Susan. Claudia Marín quien la encarna en esta realización de Luis Martín logra representar el desequilibrio del personaje pero nada en el texto apunta hacia un final trágico de acuerdo a lo antes visto. El acento de Marin es discreto y evita caer en la caricatura. Quizá se adoleció de un juego más pasional en las escenas eróticas. Al ser un estreno es de esperarse que con mayor trabajo estas sean más naturales y menos coreografiadas.
Si Marín se muestra dominante de la escena desde el inicio pintando una Susan voluble y glacial Luis Alberto Rodriguez como Víctor es más que un complemento ideal. Su acento Colombiano es simplemente perfecto, la fuerza de sus movimientos, su fuego latino son de nota. La dirección de Luis Martín nos muestra un juego ingenioso que aprovecha al máximo el espacio reducido de la Sala Ponce de la ESMYDM. La cercanía del mensaje hace de esta obra un perfecto ejemplo del teatro camerístico.
Una buena opción para adultos y parejas que desean ver teatro efectivo y fuera de la vulgaridad usual. Marzo 24 al 27, mayo 20 al 22 y 27 al 29. Jueves a sábado 20:30. Domingo 18:00 Sala Ponce de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey
Susan es una estadounidense controladora, rica, divorciada. Parece conformarse más en la sensualidad y capacidad sexual de Víctor. Los argumentos intelectuales son casi nulos más allá de la atracción física. En el caso de Víctor, le atrae la seguriad de Susan, quizá la posibilidad de tener sexo sin necesidad de buscarlo. La ingenuidad e inexperiencia lo llevan a casarse con Susan pues está en ese momento de su vida en que no se sabe bien qué es lo que se quiere hacer. La obra comienza con una Susan internada en el hospital psiquiátrico. Sus ataques de histeria e inseguridad la han llevado al delirio. Posteriormente la obra muestra el desarrollo de la relación de ambos desde sus inicios plenos de sensualidad hasta la frialdad final que lleva a Susan a despreciar a los familiares de Víctor refugiados de Colombia. El humor propio de este dramaturgo sobresale desde lo sutil hasta lo grotesco. En el transfondo hay una amargura y escepticismo hacia una posible comprensión global entre culturas.
La obra deja algunos cabos sueltos y esto delata su creación tardía en el canon de Rascón Banda. No queda muy bien realizada la pérdida de la razón de Susan. Claudia Marín quien la encarna en esta realización de Luis Martín logra representar el desequilibrio del personaje pero nada en el texto apunta hacia un final trágico de acuerdo a lo antes visto. El acento de Marin es discreto y evita caer en la caricatura. Quizá se adoleció de un juego más pasional en las escenas eróticas. Al ser un estreno es de esperarse que con mayor trabajo estas sean más naturales y menos coreografiadas.
Si Marín se muestra dominante de la escena desde el inicio pintando una Susan voluble y glacial Luis Alberto Rodriguez como Víctor es más que un complemento ideal. Su acento Colombiano es simplemente perfecto, la fuerza de sus movimientos, su fuego latino son de nota. La dirección de Luis Martín nos muestra un juego ingenioso que aprovecha al máximo el espacio reducido de la Sala Ponce de la ESMYDM. La cercanía del mensaje hace de esta obra un perfecto ejemplo del teatro camerístico.
Una buena opción para adultos y parejas que desean ver teatro efectivo y fuera de la vulgaridad usual. Marzo 24 al 27, mayo 20 al 22 y 27 al 29. Jueves a sábado 20:30. Domingo 18:00 Sala Ponce de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey
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