Il Trovatore de Verdi en Monterrey después de 33 años, el credo del crítico y algunas reflexiones
La puesta en escena de Il Trovatore de Giuseppe Verdi por ópera de Nuevo León y CONARTE nos ha dejado un buen sabor de boca.
Es honorable el esfuerzo del equipo de Gerardo González, montar Il Trovatore no es cosa fácil. Ya el intento por si mismo sería digno de reconocimiento pero en este caso tuvimos una noche de buena calidad musical. Eso no significa, sin embargo, que haya sido una noche perfecta para colmar de alabanzas sin reflexionar al respecto.
Mi opinión sobre la noche se pudo leer en El Norte el sábado 26 de marzo así como en la versión en línea del mismo diario. Fue una de las dos críticas publicadas, la otra fue la del crítico musical regular de El Norte, Alejandro Fernández. El reglamento me impide reproducir mi escrito aquí. No escribiré una nueva crítica para mi sitio ya que lo considero redundante. Sin embargo quisiera compartir algunas reflexiones en torno a la puesta en escena. También quisiera realizar una réplica a un par de comentarios en El Norte online que se refieren a mi persona.
Quienes escribimos estamos expuestos, sin lugar a duda, a los comentarios de nuestros lectores. Cuando escribo crítica musical u operística las respuestas apasionadas se desencadenan con naturalidad. Ese aspecto me tiene sin cuidado ya que estamos en una democracia. Si yo escribo y doy mi opinión sobre el trabajo artístico de alguien es justo recibir una crítica u opinión sobre mi trabajo de opinión.
Pero hay ocasiones en las que las réplicas a mis escritos caen en lo prosaico y la vulgaridad. Si mi pluma se expresara de esa forma no tendría espacio en las publicaciones con las que colaboro regularmente. Ese par de comentarios que están dirigidos a mi persona muestran no sólo una falta de respeto sino también una laguna de conocimiento bastante marcada.
A pesar de que algunas personas me han escrito para mostrar su conformidad con lo que escribí he decidido dar respuesta a lo siguiente:
Una Señora Leonora di Vargas que no ha tenido la dignidad de revelar su nombre ha dicho que mi crítica es "un compendio de ignorancia del léxico del mundo vocal y operístico".
Dice la señora "Ni Kodaly, conocido por relacionar sonidos y colores, se atrevió a utilizar el color marrón para describir el color de la voz de una soprano". Por supuesto que no lo hizo señora di Vargas, en gran medida porque Kodaly no era ni crítico ni escritor. No sé que le sorprende la relación entre sonidos y colores; en Inglaterra, España, Italia se han descrito voces como "color chocolate", "plateadas", "doradas", etc. La descripción que más le ha gustado a Plácido Domingo sobre su voz es una en la cual lo definen como "voz marrón". Necesita usted leer un poco más sobre historia de la ópera y deje a Kodaly en paz.
Continúa Vargas argumentando que no es posible que haya detectado problemas en el sol de la soprano (Eugenia Garza). Como el espacio que tengo en El Norte está limitado a 2,000 caracteres a veces uno no puede explicar su punto de vista como quisiera. El caso es que Eugenia Garza posee un vibrato excesivo cuando tiene que sostener una nota alrededor del pasaje de la voz media a la cabeza (el cual se ubica generalmente entre un si bajo el do de la segunda octava hasta un sol para una soprano genérica)
Es cierto que pudo haber sido un fa como el fa con puntillo de "flebi" en el aria "Tacea la notte placida". Pero a mi y a una amiga cantante nos pareció que ese sonido trémolo caía en un sol. Los maestros de canto no se han podido poner de acuerdo con los rangos del passaggio, desde Manuel García hasta Alan Lindquest. Mi observación se realizó en base al recuerdo posterior de la función (una crítica se escribe tras la función) por lo que en este caso puede haber alguna discrepancia. Si bien la precisión de ese problema está sujeto a revisión el trémolo está ahí y únicamente afecta esa zona del pasaje de la voz de Garza. Para algunos puede ser más notorio que para otros.
Continúa Leonora di Vargas con la molestia por mi atrevimiento de decir que la cadenza final del "A si ben mio" no fue de buen gusto. Pavarotti la utilizó en el MET. Pues felicidades para Pavarotti, quien no fue un Manrico ejemplar. A mi no me gustó y no está escrita, interrumpió el flujo natural de esa aria. ¿Se vale discrepar no? Tal parece que la próxima ocasión tendré que mencionar "Todo fue fabuloso"
Se me acusa de alabar a Amelia Sierra y a la vez de ser contradictorio por calificar de mala su "Stride la vampa". Los artistas pueden comenzar frios, muchos de ellos estarán de acuerdo conmigo. Ese fue el caso de Amelia. A veces las grandes noches no son noches redondas; ahí están los gallos de Domingo cantando Otellos fenomenales, Pavarotti fallando en el agudo de "Che gelida manina" y creando una noche de antología. No señora Vargas, la ópera es fricción, emoción, entrega y también imprecisiones.
Con respecto a mi "dato falso" sobre la idea original de Verdi de llamar "Azucena" a Il Trovatore; me remito a las fuentes del gran libro de Piotr Kaminski (ya un lector me hizo el favor de defenderme en este aspecto). "La Zingara" o "Azucena" da lo mismo. La cuestión es que Azucena era el personaje que cautivó a Verdi en una instancia ¿Quizá Leonora di Vargas cree que Zingara se refiere a alguna de las coristas?
Finalmente me cuestionan la línea donde digo que "Bien vocalizada la Inés de Rosalinda Dominguez". Me argumenta Vargas que vocalizar es "ejercitar la voz con una sola vocal". Una muestra de gran ignorancia. Habrá que darle un vistazo al diccionario de la Real Academia. Es cierto que una de las posibles definiciones es solfear, pero no la única: "Articular con la debida distinción las vocales, consonantes y sílabas de las palabras para hacer plenamente inteligible lo que se habla o se canta". En este caso el canto de Dominguez fue pulcro y eso en un rol comprimario es deseable.
Después de lo anterior la Vargas me pide regresar a la "Bruta de Trofonio". Parece que después de todo ha dado algún vistazo a este sitio. Me honra saber que gente como ella me lee. Con gusto incluiré algunos artículos más didácticos para su uso.
Para finalizar esta réplica una persona que firma como Sensei me dice que antes de ser crítico tengo que ir a la Escuela de Música y luego pararme en un escenario antes de emitir un juicio. Me dice que mis puntos de referencia son los discos.
En primer lugar estudié el método Orff en una Academia de Música desde temprana edad, posteriormente estudié por ocho años solfeo y acordeón. Más otros 4 años de piano. Y aún así estoy convencido que las academias no lo son todo. Menos hoy en día que en muchas ocasiones forman a técnicos en música que ignoran la historia de la música, el repertorio y una visión integral del arte y la cultura. Para escribir sobre música u ópera primero hay que amarla y en el amor está el conocimiento y la humildad, así como el artista a veces no es infalible, el crítico tampoco lo es. No tiene uno que pararse en un escenario para criticar. El cantante que se dedique a lo suyo y el crítico a lo suyo. Estar de este lado no sólo es sentarse en un teatro, es consultar fuentes, partituras, libros, registros, experiencias en vivo. He escuchado ópera en Norteamérica y Europa. Esas experiencias han sido mis principales puntos de referencia. Si criticara con un disco en la mente no sólo sería injusto sino que ahí terminaría todo, pues esas grandes voces no regresarán.
Ópera de Nuevo León merece continuar. Il Trovatore lo ha demostrado. Si bien lo mejor de la noche se escuchó en las dos protagonistas femeninas (principalmente la Azucena de Amelia Siera) Luis Chapa es un tenor que tiene madera. Definitivamente es un tenor con agudos potentes pero no es una voz spinto, es un lírico con ciertos sobretonos spintos pero a veces se escucha empujado y esto hace que se crea que la voz es muy ancha. Probablemente en un teatro como el de la ciudad sea el caso pero no en uno de mayor tamaño. Histriónicamente jamás demostró nada especial, quizá esto es más culpa del director de escena pero en contraste con la Azucena o el Ferrando de Rosendo Flores Chapa no pudo redondear su personaje.
No pude escribir sobre el vestuario pero este favoreció el concepto escénico de Rafael Blásquez que cada vez muestra una mayor madurez en su trabajo. Ciertos elementos psicológicos de sus proyecciones se están convirtiendo en un sello personal de este artista.
Es honorable el esfuerzo del equipo de Gerardo González, montar Il Trovatore no es cosa fácil. Ya el intento por si mismo sería digno de reconocimiento pero en este caso tuvimos una noche de buena calidad musical. Eso no significa, sin embargo, que haya sido una noche perfecta para colmar de alabanzas sin reflexionar al respecto.
Mi opinión sobre la noche se pudo leer en El Norte el sábado 26 de marzo así como en la versión en línea del mismo diario. Fue una de las dos críticas publicadas, la otra fue la del crítico musical regular de El Norte, Alejandro Fernández. El reglamento me impide reproducir mi escrito aquí. No escribiré una nueva crítica para mi sitio ya que lo considero redundante. Sin embargo quisiera compartir algunas reflexiones en torno a la puesta en escena. También quisiera realizar una réplica a un par de comentarios en El Norte online que se refieren a mi persona.
Quienes escribimos estamos expuestos, sin lugar a duda, a los comentarios de nuestros lectores. Cuando escribo crítica musical u operística las respuestas apasionadas se desencadenan con naturalidad. Ese aspecto me tiene sin cuidado ya que estamos en una democracia. Si yo escribo y doy mi opinión sobre el trabajo artístico de alguien es justo recibir una crítica u opinión sobre mi trabajo de opinión.
Pero hay ocasiones en las que las réplicas a mis escritos caen en lo prosaico y la vulgaridad. Si mi pluma se expresara de esa forma no tendría espacio en las publicaciones con las que colaboro regularmente. Ese par de comentarios que están dirigidos a mi persona muestran no sólo una falta de respeto sino también una laguna de conocimiento bastante marcada.
A pesar de que algunas personas me han escrito para mostrar su conformidad con lo que escribí he decidido dar respuesta a lo siguiente:
Una Señora Leonora di Vargas que no ha tenido la dignidad de revelar su nombre ha dicho que mi crítica es "un compendio de ignorancia del léxico del mundo vocal y operístico".
Dice la señora "Ni Kodaly, conocido por relacionar sonidos y colores, se atrevió a utilizar el color marrón para describir el color de la voz de una soprano". Por supuesto que no lo hizo señora di Vargas, en gran medida porque Kodaly no era ni crítico ni escritor. No sé que le sorprende la relación entre sonidos y colores; en Inglaterra, España, Italia se han descrito voces como "color chocolate", "plateadas", "doradas", etc. La descripción que más le ha gustado a Plácido Domingo sobre su voz es una en la cual lo definen como "voz marrón". Necesita usted leer un poco más sobre historia de la ópera y deje a Kodaly en paz.
Continúa Vargas argumentando que no es posible que haya detectado problemas en el sol de la soprano (Eugenia Garza). Como el espacio que tengo en El Norte está limitado a 2,000 caracteres a veces uno no puede explicar su punto de vista como quisiera. El caso es que Eugenia Garza posee un vibrato excesivo cuando tiene que sostener una nota alrededor del pasaje de la voz media a la cabeza (el cual se ubica generalmente entre un si bajo el do de la segunda octava hasta un sol para una soprano genérica)
Es cierto que pudo haber sido un fa como el fa con puntillo de "flebi" en el aria "Tacea la notte placida". Pero a mi y a una amiga cantante nos pareció que ese sonido trémolo caía en un sol. Los maestros de canto no se han podido poner de acuerdo con los rangos del passaggio, desde Manuel García hasta Alan Lindquest. Mi observación se realizó en base al recuerdo posterior de la función (una crítica se escribe tras la función) por lo que en este caso puede haber alguna discrepancia. Si bien la precisión de ese problema está sujeto a revisión el trémolo está ahí y únicamente afecta esa zona del pasaje de la voz de Garza. Para algunos puede ser más notorio que para otros.
Continúa Leonora di Vargas con la molestia por mi atrevimiento de decir que la cadenza final del "A si ben mio" no fue de buen gusto. Pavarotti la utilizó en el MET. Pues felicidades para Pavarotti, quien no fue un Manrico ejemplar. A mi no me gustó y no está escrita, interrumpió el flujo natural de esa aria. ¿Se vale discrepar no? Tal parece que la próxima ocasión tendré que mencionar "Todo fue fabuloso"
Se me acusa de alabar a Amelia Sierra y a la vez de ser contradictorio por calificar de mala su "Stride la vampa". Los artistas pueden comenzar frios, muchos de ellos estarán de acuerdo conmigo. Ese fue el caso de Amelia. A veces las grandes noches no son noches redondas; ahí están los gallos de Domingo cantando Otellos fenomenales, Pavarotti fallando en el agudo de "Che gelida manina" y creando una noche de antología. No señora Vargas, la ópera es fricción, emoción, entrega y también imprecisiones.
Con respecto a mi "dato falso" sobre la idea original de Verdi de llamar "Azucena" a Il Trovatore; me remito a las fuentes del gran libro de Piotr Kaminski (ya un lector me hizo el favor de defenderme en este aspecto). "La Zingara" o "Azucena" da lo mismo. La cuestión es que Azucena era el personaje que cautivó a Verdi en una instancia ¿Quizá Leonora di Vargas cree que Zingara se refiere a alguna de las coristas?
Finalmente me cuestionan la línea donde digo que "Bien vocalizada la Inés de Rosalinda Dominguez". Me argumenta Vargas que vocalizar es "ejercitar la voz con una sola vocal". Una muestra de gran ignorancia. Habrá que darle un vistazo al diccionario de la Real Academia. Es cierto que una de las posibles definiciones es solfear, pero no la única: "Articular con la debida distinción las vocales, consonantes y sílabas de las palabras para hacer plenamente inteligible lo que se habla o se canta". En este caso el canto de Dominguez fue pulcro y eso en un rol comprimario es deseable.
Después de lo anterior la Vargas me pide regresar a la "Bruta de Trofonio". Parece que después de todo ha dado algún vistazo a este sitio. Me honra saber que gente como ella me lee. Con gusto incluiré algunos artículos más didácticos para su uso.
Para finalizar esta réplica una persona que firma como Sensei me dice que antes de ser crítico tengo que ir a la Escuela de Música y luego pararme en un escenario antes de emitir un juicio. Me dice que mis puntos de referencia son los discos.
En primer lugar estudié el método Orff en una Academia de Música desde temprana edad, posteriormente estudié por ocho años solfeo y acordeón. Más otros 4 años de piano. Y aún así estoy convencido que las academias no lo son todo. Menos hoy en día que en muchas ocasiones forman a técnicos en música que ignoran la historia de la música, el repertorio y una visión integral del arte y la cultura. Para escribir sobre música u ópera primero hay que amarla y en el amor está el conocimiento y la humildad, así como el artista a veces no es infalible, el crítico tampoco lo es. No tiene uno que pararse en un escenario para criticar. El cantante que se dedique a lo suyo y el crítico a lo suyo. Estar de este lado no sólo es sentarse en un teatro, es consultar fuentes, partituras, libros, registros, experiencias en vivo. He escuchado ópera en Norteamérica y Europa. Esas experiencias han sido mis principales puntos de referencia. Si criticara con un disco en la mente no sólo sería injusto sino que ahí terminaría todo, pues esas grandes voces no regresarán.
Ópera de Nuevo León merece continuar. Il Trovatore lo ha demostrado. Si bien lo mejor de la noche se escuchó en las dos protagonistas femeninas (principalmente la Azucena de Amelia Siera) Luis Chapa es un tenor que tiene madera. Definitivamente es un tenor con agudos potentes pero no es una voz spinto, es un lírico con ciertos sobretonos spintos pero a veces se escucha empujado y esto hace que se crea que la voz es muy ancha. Probablemente en un teatro como el de la ciudad sea el caso pero no en uno de mayor tamaño. Histriónicamente jamás demostró nada especial, quizá esto es más culpa del director de escena pero en contraste con la Azucena o el Ferrando de Rosendo Flores Chapa no pudo redondear su personaje.
No pude escribir sobre el vestuario pero este favoreció el concepto escénico de Rafael Blásquez que cada vez muestra una mayor madurez en su trabajo. Ciertos elementos psicológicos de sus proyecciones se están convirtiendo en un sello personal de este artista.
Comentarios