Disco 2: Bohuslav Martinu: Sinfonía #1 - Neem Järvi - Sinfónica de Bamberg - 1987 - BIS o BRILLIANT
Como el día primero de este año no escribí una recomendación discográfica (¡Bonita forma de comenzar los propósitos!) para mi ejercicio de “365 discos de música clásica que no están en la guía de los 1001 pero que hay que escuchar” aquí tengo la que le corresponde a este segundo día de enero de 2010. Para ello retomaré al que a mi entender es uno de los grandes compositores del siglo XX y de quien todavía estamos conmemorando los 50 años de su muerte acaecida un 28 de agosto de 1959; Bohuslav Martinu.
Me sorprende que la guía de los “1001 discos de música clásica que hay que escuchar” incluya únicamente tres obras de Martinu. Con justicia aparecen su 4ª sinfonía y su concierto doble pero incluir el ballet“La revue de cuisine” por sobre otras de las sinfonías, alguna de sus óperas o conciertos o las sonatas para violín me parece absurdo. Es por ello que me ocuparé de la 1ª sinfonía del maestro checo. Esta obra junto con la 4ª y la 6ª constituyen los más grandes trabajos sinfónicos del autor (aceptando que el resto de las sinfonías es de muy alta calidad). La primera sinfonía es la de mayor extensión de las 6 y podríamos considerarla una obra épica. La obra fue compuesta en los primeros años de su exilio en América como fugitivo de los nazis. La obra se estrenó en 1942. Un director como Ernest Ansermet consideró a Martinu como el gran sinfonista de su generación. Ciertamente los ritmos motóricos, nostálgicas melodías y refinamientos en la orquestación nos plantean una forma original de concebir la forma sinfónica. Hay células temáticas y rítmicas así como colores tímbricos que se relacionan en todos los movimientos. El largo es un movimiento melancólico y desesperado influido por la brutal destrucción del pueblo de Lidice por los nazis. El optimismo del final también es irresistible.
Al margen de poder conseguir también las versiones que firmó Neumann en Supraphon el ciclo de Neeme Järvi con la Sinfónica de Bamberg es uno de los mejores trabajos registrados del director estonio. En esta música puede encausar su impetuosidad característica en los momentos más dinámicos sin que pueda ser excesiva. La fuerza que desprende la lectura, el cuidado orquestal y equilibrio sonoro son apuntalados por una grabación brillante poseedora de una reverberación justa y adecuada para música del siglo XX.
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