Disco 11: Joseph Haydn - Leonard Bernsetin - Filarmónica de Viena - 1984 - DG
Cuando un 90% de las sinfonías de Haydn son obras de alto valor e imprescindible su escucha es normal que en un libro como “1001 discos de música clásica que hay que escuchar antes de morir” se dejen de lado varias de ellas pues tomaría el 10% del contenido de un libro que pretende representar un equilibrio entre compositores y épocas. Pero rescatar únicamente 8 de 104 es un ultraje a la “liga de la decencia Haydeniana” y un atropello a los melómanos conscientes. Es por eso que hoy que escribo mi segunda recomendación del día (para ganar tiempo perdido por mi displicencia, lo admito) y la dedico a la sinfonía #88 en sol mayor. Se trata de una de las grandes sinfonías aisladas entre las dos formidables colecciones de “Paris” y “Londres”. No es raro que esta y la 92 “Oxford” que son la cima de estas obras “huérfanas” sean registradas juntas.
La sinfonía # 88 no fue producto de una comisión sino del gusto del propio Haydn por escribir una obra que quizá pudiera ser destinada a Paris. Como siempre, Haydn y su creatividad nos sorprenden pues los timbales y trompetas no aparecen hasta el segundo movimiento “largo”. Algo que debió de sorprender a los oyentes más tradicionales. Este movimiento está estructurado en forma de variaciones que parten de un tema de tintes religiosos. Da paso a un minueto rústico, de los más bellos y elegantes de Haydn. La obra termina en un torbellino “Allegro con spirito” en forma de sonata-rondo. 25 minutos de gran invención.
Hay tres grandes versiones a mi juicio de esta obra; una versión mítica con Furtwangler que acompaña una excepcional 9ª de Schubert. Una lectura majestuosa de Karl Böhm con la Filarmónica de Viena relativamente difícil de encontrar en DG y una versión de Leonard Bernstein vital, romántica (en el sentido sano de la palabra) que es acompañada por la #92 y #93, quizá lo mejor que Bernstein hizo con Haydn. El director estadounidense entiende que lucimiento y elegancia vienesa pueden ir de la mano. A menos de 100 pesos no hay excusa.
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