Disco 1: Felix Mendelssohn : Sinfonía #2 "Canto de alabanza" - Wolfgang Sawallisch - Nueva Orquesta Philarmonia - 1967- PHILLIPS
Para mi primera recomendación de los “365 discos de música clásica que no están en la guía de los 1001 pero que hay que escuchar” comenzaré con una obra de Felix Mendelssohn que queda muy bien para dar gracias por este nuevo año y también porque todavía nos encontramos dentro del periodo de un año de celebración de su bicentenario (este próximo 3 de febrero se concluye el año de celebraciones). Mi elección es la sinfonía #2 “lobgesang” (canto de alabanza). A pesar de su numeración temprana en realidad cronológicamente es la 4ª sinfonía. Se trata de una obra singular que estructuralmente se ha dicho que está inspirada en la 9ª de Beethoven. A mi parecer se trata más bien de una unión completamente novedosa entre la estructura sinfónica y la de una cantata alemana del siglo XVIII. Los tres primeros movimientos son puramente orquestales y el cuarto es la cantata con sus compleja estructura en diversos movimientos unidos por un tema central; el himno “Que todo lo que tenga vida alabe al señor”(entonado desde el comienzo por los tres trombones.
La sinfonía #2 fue estrenada el 25 de junio de 1840 y pronto se convirtió en una de las obras más populares de Mendelssohn. Alabada por Robert Schumann, despreciada por Richard Wagner, la obra dio de que hablar hasta que el repudio nacionalsocialista impuesto a la música de Mendelssohn la sumió en un olvido momentáneo. A partir de los 1960 es una obra que ha sido grabada en diversas ocasiones, usualmente como parte de ciclos completos de las 5 sinfonías de madurez de Mendelssohn. Extrañamente ha sido más grabada que interpretada lo cual es una pena pues nos hemos perdido la oportunidad de escuchar una obra de gran belleza, líneas clásicas y contrapunto ingenioso.
Wolfgang Sawallisch con la Nueva Orquesta Filarmonía firma la que puede ser considerada como la mejor versión de esta obra. Helen Donath canta su parte con un timbre argento y Waldemar Kmentt con su voz singular y expresiva logra imprimir un drama insuperado por otros tenores a su sólo del “guardián nocturno”. Wolfgang Sawallisch dirige con su usual claridad y fluidez.
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