Una noche apasionada y estilizada
Lo prometido es deuda. He aquí la versión en castellano de mi reseña del recital de Gilles Cachemaille y Esther Walker en Monterrey.
La noche del 14 de Agosto el barítono Gilles Cachemaille y la pianista Esther Walker ofrecieron un recital como parte del Festival de Otoño de Radio Nuevo León. Fue una de esas noches mágicas en donde la calidad artística de ambos músicos culminaron en un quehacer musical de rara expresividad y emoción.
Esta fue la primera presentación de Cachemaille en México, un evento especial para los amantes del arte lírico. El programa fue exquisito; la primera parte incluyó una selección de las canciones italianas de Beethoven, melodías de Saint-Saens y las canciones de Don Quijote de Ravel.
Cachemaille tiene una gran presencia en escena. Su voz es un instrumento de cierta oscuridad, cálido y expresivo. Es uno de esos artistas que hacen lo que quieren con sus medios. Su interpretación de “In questa tomba oscura” fue una experiencia desgarradora; desesperada pero llena de dignidad. Comenzó a soltarse en escena y cuando llegó a las canciones de Saint-Saens comenzó a crear un universo de cada joya; l’ attente y “aimons nous” mostraron una profundidad expresiva no siempre característica de este compositor esencialmente clásico.
Cachemaille tiene un control completo de la messa voce así como de las dinámicas contrastantes que van del piano al forte sin perder el centro de la voz. Su voz tiene un tamaño razonablemente grande y emisión amplia. “Danse macabre” fue aplaudida con entusiasmo al mismo tiempo que creó un mundo tenebroso utilizando en ciertos momentos una especie de sprechgesang (empleado con estilo). La primera parte concluyó con las canciones de Don Quijote de Maurice Ravel. El brindis mostró una caracterización divertida de parte de Cachemaille.
A lo largo de la primera parte el acompañamiento de Esther Walker fue cuidadoso y ligero. Se notó el afecto que tiene por este repertorio a través de un fraseo sensible y apegado a la parte vocal. Walker tampoco desaprovechó algunas oportunidades para mostrar el gran gesto. Algo interesante de notar es que se ha acercado a la melodía francesa a través de un estilo de lied alemán que si bien no es ortodoxo fue válido en los resultados. En la segunda parte su Mozart tuvo carácter pero pudo haber mostrado una mayor ductilidad. Es una pianista talentosa.
La segunda parte fue para Mozart. Escuchamos una selección de los papeles favoritos de Cachemaille quien siempre ha tenido a Mozart y al repertorio francés como su piedra angular. El barítono mostró un dominio total de la tragedia y la comedia: El aria de Nardo mostró una caracterización brillante en el uso de tres idiomas distintos con características distintas; el francés elegante, el inglés flemático y el italiano apasionado. La serenata de Don Giovanni se fue en un suspiro atmosférico pero “ai gia vinta la causa” inundó el teatro con su violencia vengativa, un color chocolatoso y una emisión concentrada. “Aprite un po” de nueva cuenta mostró un timbre más carnoso.
Para los dos últimos números tuvimos de nueva cuenta al Cachemaille comediante; “Madamina” y como encore “Der vogelfanger”(incluyendo flauta). La transfiguración en ambos personajes es más que notoria, por un momento olvidé que este era un recital de Gilles Cachemaille.
Una noche memorable para Monterrey.
Ricardo Marcos G.
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